CAPÍTULO 3

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Era extraño. Una parte de mí deseaba marchar, pero otra quería quedarse. Mientras debatía que hacer, Erik se acercó:
- ¿ Porque no vienes y te tomas una Coca Cola y charlamos un rato?-.
-Está bien, pero solo por un tiempo.- Acababa de encontrar mi debilidad: Chicos con cabello oscuro y mirada de hielo.
Erik esbozó una sonrisa y se dirigió hacia el resto de la pandilla. Yo desmonté y lo seguí con Billy, al que tuve que atar en un árbol.
Cuando llegué, todos me miraron de arriba a abajo, como si estuvieran evaluándome. Se susurraban cosas al oído, cosa que no me agradaba lo más mínimo. Me senté. Aún no sabía porqué estaba haciendo aquello:
-Aún no nos has dicho tú nombre.- Fue el pelirrojo.
-Yo...Me llamo Danay...y vivo con mi madre...en el Rancho Williams.- No sé porqué, pero tartamudeaba, a veces me pasaba.
-Yo soy Sam, - el pelirrojo- y ellos son Erik, Ferdinan, Louis, Liam, Peter y Jack.
Genial, ahora me sabía los nombre de la plantilla entera. No sé hasta que punto podría llegar esto. Nunca antes me había juntado con un grupo de desconocidos, por muy guapos que fuesen sus contribuyentes. Me ofrecieron una Coca Cola, que acepté de buena gana, pues hacía bastante calor:
- Así que Danay eh...Me esperaba otro nombre.- ¿ A que vino eso, que le importa a ellos mi nombre?
- Lo siento, me tengo que ir.-
- Oh, ¿tan pronto, muñeca?-.
No me gustó un pelo eso de muñeca, así que cogí a Billy y me fui. No me dio tiempo a ver como Erik me miraba, se podría decir que con entusiasmo, admiración...Fascinación.

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