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—Nadie puede presumir de tener la verdad absoluta

—Tengo pruebas de tenerla

—Lo triste de este juicio infinito es que todos tienen pruebas; en realidad el mundo jamás podrá conocer una verdad absoluta, sólo eligen creer algo que se acomode a ellos y a sus costumbres. El puritano que quiera lavar sus miserables pecados y cargos de conciencia apelará a la religión, mientras el intelectual nihilista apelará a la causalidad para justificar su falta de sentido y propósito, así siendo artífice de su propia suerte. En conclusión, el mundo no cree lo que deba creer, cree en lo que quiere creer.

Silencio (Escritos de una noche triste 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora