En la mira [Okkotsu Yuuta] +18

Te tengo.

El sollozo que escapó de sus labios se perdió entre el sonido de la lluvia cayendo y el ruido ocasionado de los árboles golpeándose, el aire ocasionaba que las hojas se movieran violentamente, a simple vista podría jurar que el bosque se derrumbaría ante sus pies, sin embargo, nada podría importarle menos, estar en aquella cabaña en medio de la nada era aún más seguro que estar en la ciudad, no importaba cuantas veces había cambiado de departamento, no importaba cuanto se ocultó en su casa, él siempre la encontraba.

En esos días era cuando tenía tantos arrepentimientos, tal vez si ese día no hubiese salido temprano, si no hubiese acompañado a su amiga, si tan solo no le hubiese sonreído y sido amable, él no se habría fijado en ella ¿verdad? Él no la vería y ella no estaría huyendo.

Estaba cansada de tanto llorar, sus ojos hinchados y cabeza adolorida eran la prueba de ello, se puso de pie y con lentitud se aceró hasta el gran ventanal de la habitación, afuera el cielo se caía a cántaros, pero poco le importaba, el blusón que portaba le llegaba por debajo de las rodillas, era demasiado grande para ella, tanto que su hombro derecho estaba descubierto, aquella prenda era de su padre, lo único que le quedaba en la vida, se alejó del resto de la familia y de su ambiciosa madre, estaba tan asustada y se sentía tan fuera de lugar, que poco a poco cortó comunicación con sus amigos, después de todo ¿Quién le creería? Ellos tenían a su acosador sobre un pedestal y no los culpaba, en su momento, ella llegó a pensar lo mejor de él.

Cursaba el segundo semestre cuando lo conoció, estar en una de las universidades con mejor prestigio del país ponía mucho peso sobre sus hombros, las exigencias de los docentes eran tan altas que incluso su cabello comenzó a caer debido al estrés, ese día salía de un examen especialmente difícil, Megumi caminaba a su lado izquierdo, Nobara y Yuuji por el derecho.

Megumi Fushiguro era un chico inteligente, calculador y bastante serio, las chicas babeaban a su alrededor, no era para menos, Megumi era alto, con ojos azules y cabello negro como la noche, el cual contrastaba perfectamente con su pálida piel, Nobara Kugisaki era lista, sin embargo, tendía a distraerse con facilidad y a tontear con quien sea que captara su atención, su actitud energética de alguna forma repelaba a los hombres, esa era la razón por la que a pesar de su buena figura, cabello rubio y ojos castaños, no tenía novio, hecho que frustraba en demasía a la chica, Yuuji Itadori, mmmh... él era un chico especial, hijo del director y todo un caos en clase, era alborotador y con regularidad reprobaba las unidades de cada materia, pero bueno, no era porque no supiese sino porque rara vez entraba a clases (y cuando entraba solo distraía a todos), si seguía pasando de semestre era porque lograba aprobar cada uno de los exámenes extraordinarios, Yuuji podría tener suerte con todo y todos, menos para las mujeres, no lograba entender por qué, él era juguetón, divertido y no tenía vergüenza por llevar a cabo cualquier actividad, tal vez no fuese el hombre más alto y musculoso (a pesar de que era activo en diferentes clubs de deporte) pero las marcas debajo de sus ojos lo hacían lucir diferente, su cabello rosado lo destacaba de entre todas las personas y ni hablar del par de bellos ojos que portaba, ella se enamoró de él en el primer semestre, sin embargo, fue algo fugaz, actualmente solo lo veía como un gran amigo.

ㅡ Agradezco que el profesor Gojo me dejara presentar el examen de la unidad, papá me amenazo con que no debía llevarme tantas materias a extraordinario, en especial la del profe Gojo, ya saben que son muy amigos. ㅡ Exclamó Yuuji mientras dejaba salir un suspiro.

ㅡ Para tu buena suerte, a Satoru no le importa la asistencia. ㅡ Argumentó Nobara mientras sostenía fuertemente el bolso que colgaba de su hombro. ㅡPor cierto, Fushiguro ¿Tomarás el autobús con nosotros?

ㅡ No esta vez. ㅡ Contestó el pelinegro ㅡ Okkotsu vendrá por mí.

Las voces emocionadas de Nobara y Yuuji no se hicieron esperar, ambos completamente emocionados, haciendo mil y una preguntas sobre el misterioso chico que aún no conocía, pero del que había escuchado hablar una y otra vez, muchos se referían a él como un genio absoluto, graduado con honores y con un promedio perfecto. Dejó de prestarles atención cuando divisó el portón de la entrada cerca, más bien, su mirada avanzó aún más, deteniéndose en el grupo de personas que rodeaban algo en particular, un automóvil blanco último modelo, las chicas suspiraban y no precisamente por el automóvil, sino por el chico que se recargaba contra una de las puertas, a diferencia el auto que manejaba, su apariencia era completamente diferente, pantalones negros y camiseta blanca, tan simple, nadie creería que él fuese el dueño del auto.