Perversión

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Los intensos rayos de luz se colaron a través de la ventana, Atlantis abrió los ojos después de que su sueño se viera interrumpido por el exceso de luz, su cabeza palpitaba, por lo que no pudo evitar llevar sus manos hasta ella, sobó sus sienes en busca de calmar su malestar, poco a poco su campo de visión se volvía más claro, las sabanas blancas se aferraban a su cuerpo vestido con un camisón corto de satén blanco, sus puños se cerraron con fuerza, sabiendo que ya no estaba en su lugar seguro.

ㅡ¿En qué piensas­? ㅡCuestionó una voz masculina.

Su vista se elevó y notó la presencia de Yuuta en la habitación, estaba sentado unos metros frente a la cama, se sintió mareada al caer en cuenta de que la estuvo observando mientras dormía.

ㅡTú... ¡Déjame en paz! ¿Por qué no puedes aceptar que no me interesas?

Su voz entrecortada temblaba ante cada palabra, sus manos parecían moverse por sí solas mientras intentaba ponerse de pie, sin embargo, su cuerpo no reaccionaba como de costumbre, supo que algo andaba mal en cuanto Yuuta no se movió, no intentó detenerla y mucho menos dijo palabra alguna, él la miraba intensamente desde su lugar, cuando las plantas de sus pies tocaron el suelo, sintió las piernas como gelatina y cayó estrepitosamente sobre la lujosa alfombra. Sus sollozos no se hicieron esperar, Yuuta no se preocupaba porque sabía que ella no llegaría a ningún lado, no había suficiente fuerza en sus extremidades, y aunque lograra ponerse de pie, el no saber que la esperaba del otro lado de la puerta la ponía ansiosa.

Su cabeza estaba agachada, mirando los dibujos de la alfombra mientras su pecho subía y bajaba, aprovechando eso, Yuuta se puso de pie y se acercó a paso lento, esa vez no pudo evitar pasar su ansiosa mirada por la piel expuesta de su chica, el camisón de por sí ya era corto, revelando la piel exquisita que tanto se moría por tocar, Atlantis estaba tan perdida, que para cuando reaccionó, Yuuta ya la estaba besando, con una mano rodeando su cintura y con la otra sosteniendo su rostro, evitando que se separaran.

El grito que dejó salir la fémina se perdió entre los labios del pelinegro, quien tomaba sus belfos ferozmente, el rumbo de sus besos se movió, comenzando a saborear la piel de su cuello, Atlantis se sacudió e intentó soltarse de sus brazos, más no logró nada, su fuerza se drenó y por más que sus puños golpeaban el pecho de Yuuta, no lograba nada.

ㅡPlaneaba tomarme mi tiempo, quería cortejarte y que te entregaras a mí voluntariamente... pero no puedo esperar más, te tomaré ahora y eventualmente me perdonarás.

Sus manos se colaron en el camisón, tocando la piel lechosa de sus muslos, por la falta de fuerza, Atlantis terminó tendida de nueva cuenta sobre la cama, su espalda sintió la calidez del colchón, quiso arrastrarse, pero Yuuta no le dio mucho tiempo para hacer algo, rápidamente se deshizo de su camiseta y desabrochó el pantalón, para después inclinarse sobre su cuerpo, besándola nuevamente y tocando toda la extensión de su cuerpo.

Las lágrimas no tardaron en desbordarse de sus ojos, manchando sus sonrojadas mejillas, odiaba que el efecto de lo que sea que haya usado Yuuta en ella aún no se desvanecía, su cuerpo estaba siendo moldeable y las reacciones naturales la traicionaban, ahora él estaba entre sus piernas y con el camisón hasta la cintura.

El miembro de Yuuta ya estaba más que despierto, rozándose contra el cuerpo de Atlantis, quien se puso tensa al sentirlo, a pesar de que él aún tenía puesto el pantalón, la verdad es que la carne dura lograba sobresalir, el llanto se hizo evidente en cuanto el más alto bajó los tirantes de su camisón, no traía sostén, por lo que sus pechos quedaron a la vista, los pezones rosados provocaron que la boca de Yuuta goteara, no dudo en pegar sus labios al tierno brote, succionando y trazando con su lengua todo a su paso, Atlantis se había tocado innumerables veces, el placer que sintió al tocarse con sus propias manos no se sentía como ese... simplemente porque en ese momento, no sentía nada, podría ser efecto de las drogas o que Yuuta no supiera como tocarla, aunque lo dudaba, recordaba el incidente en el baño.

En la mira [Okkotsu Yuuta] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora