Capítulo 9

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Gaby

Bueno, recuerdo la mayoría de los acontecimientos de mi vida, pero de mis 18 para acá, no recuerdo mucho... Al principio dijeron que eran lagunas mentales, pero al ver que recordaba un poco rápido decidieron dejarme aquí para observaciones y si en una semana estaba bien me iría y no me refiero solo a la falta de memoria, sino a la herida en mi cabeza, al parecer me di un muy buen golpe al caer por unas ¿Escaleras? No recuerdo dónde estaba pero eso fue lo que escuché.

Estoy tratando de recordar algunas otras cosas, recuerdo un verdad o reto en casa de Elías, a Bastian y no sé porque al recordarlo me entran unas horribles ganas de llorar ¿Me dejó? ¿Tan feo fue? El secuestro de Cit, mi cumpleaños.... Esperen ¡Cit! ¿Estará bien? ¿La encontramos? ¿Murió? Está.........

—¿Gaby?

No puedo creerlo, es Cit.

—Cit mi vida estás bien–digo con lágrimas en los ojos–, mi amor estás bien ¿Te hicieron algo?

—Pero ¿De qué hablas Gabs? La que está mal eres tú.

—¿Escapaste?

—¿De qué estás hablando niña?

—Del secuestro, trigueña sexy.

—¿Cuál secuest.....?–creo que quedó como en shock–Espera ¿Hablas de lo que pasó en Caleb antes de tu cumpleaños 18?

Asentí con la cabeza.

—¿Todo bien? ¿Te hicieron algo? ¿Cómo te libraste de eso?

—Mi vida, ya pasaron 3 años de eso, tú me salvaste y los chicos ¿No recuerdas?

Traté de recordarlo bien y lo hice... Me entró un dolor de cabeza horrible, pero recordé... Tuve que llorar, llorar muchísimo.

—Está muerto Cit, muerto..... ¿Cómo......? ¿Por qué él?–no sabía cómo sentirme–Yo..... Yo lo vi morir Cit, todo es mi culpa.

—No Gaby, Erick está bien.

Espera ¿Erick?

—¿Quién?

—Coño, no lo recuerdas.... Entonces ¿Quién dices que murió?

—Bastian, mi novio ¿Lo recuerdas tu a él?

—Cierto, perdona..... Pero eso fue hace tres años mi corazón.

—Tienes razón ¿Cómo está Elías?

—¿Me dices que recuerdas a Elías y no a Erick?

—Pues si me suena su nombre pero no tengo recuerdos de su cara ni nada.

—Es el gemelo de Elías.

Y ahí no pude respirar, muchas cosas de golpe, muchas ganas de llorar, un profundo dolor en el pecho.... Fue demasiado.

—Cit, vete y llama a un médico.–se me empezó a acelerar el pulso, escuché a Cit llamando al médico pero se quedó ahí—¡QUE TE VAYAS CITLALI!

Con eso se fue, estaba respirando muy mal, de hecho creo que no respiraba. Mi cuerpo estaba mal, todo estaba mal, pero vi una figura antes de cerrar los ojos y de alguna manera, sé que era él y me dio seguridad.

Erick

Todo fue muy rápido.... Cuando Gaby se fue, no tuve intención de seguirla, no tenía sentido, era su espacio ella tenía que calmarse y si yo aparecía seguro me mataba. Pero no me contuve, por primera vez en mi vida agradezco haber sido impulsivo en ese momento, no quise bajar por el ascensor, esos aparatos siempre tardan, así que bajé por las escaleras y la ví ahí tirada, al amor de mi vida sangrando, entré en pánico.... Comencé a gritar a pedir ayuda, llamé a una ambulancia y cuando la trajeron aquí al hospital ni siquiera supo quién era yo.

Llamé a Elías y tía Mili vino a verla, tampoco la reconoció, ni siquiera a Cit, dijo que era la versión adulta de su mejor amiga, pero solo eso, para ella en su mente esa no era Cit. Al parecer estaba recordando ciertas cosas, porque cuando el médico volvió a hablar conmigo me preguntó sobre sus respuestas (los padres no podían venir y yo soy su esposo, me debo hacer responsable) y en lo que ella estaba diciendo si era sobre sus recuerdos.

Cit estaba saliendo de la habitación y no entiendo porque lloraba.

—¿Qué pasó?

—Solo recuerda traumas, mi secuestro, la muerte de Bastian y creo que tú muerte, pero solo eso.

Dios, esto no puede estar pasando.

—Me voy a instalar en su habitación, me importa una mierda que no me recuerde, cuando despierte estaré ahí, necesito saber qué está bien Cit, es el amor de mi vida.

—Y yo lo sé Erick, entiendo todo eso, es mi mejor amiga, mi hermana y una guerrera, pero no la debemos forzar a recordar todo de un golpe, se puso muy mal solo por recordarte ¿Entiendes eso?

—Me vale Cit, es el maldito amor de mi vida de quién estamos hablando, prometí en un maldito altar estar con ella en las buenas y en las malas y adivina, no pienso romper mi puta promesa.

—No te alteres hermano,–tenia que venir Elías–Cit no tiene la culpa de nada, no le hables así.

—¿Y tú qué sabes? No es Cit quién está allá adentro y, te aseguro Alfredo–si ese es su segundo nombre–que si fuese ella estarías igual o peor que yo, porque aunque te niegues a aceptarlo la amas mucho más de lo que algún día dijiste que lo hacías con Gaby, así que hablo como me de la gana imbécil.

Sin más me encerré en la habitación de mi esposa y no pienso salir de aquí.

𝙴𝚕𝚕𝚘𝚜©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora