Tercer Capítulo; Primer Celo.

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---------------/// AVISO CONTENIDO SENSIBLE ///---------------

Si eres sensible a sangre o cosas algo grotescas como heridas profundas, por favor salta la parte que indique con una fuente en bold cuando lo indique :)

---------------/// FIN DEL AVISO  ///---------------

El calor dentro de la habitación era sofocante, lo asfixiaba al igual que las feromonas que emanaban a montones del omega en celo. Sujetaba a George con fuerza entre sus brazos, hasta demasiada, temía el romperlo pero el terror de llegar a soltarlo era aún mayor, pensamientos insensatos daban vueltas por su cabeza haciendo su cordura colgar de un hilo tan delgado que el peso del aire llegaría a cortarlo.

Quiero hacerlo mío debe ser mío lo volveré mío no será de nadie mas no dejaré que nadie más se le acerque lo haré mío quiero que sea mío tiene QUE SER MIO.

Los dientes clavados en la piel, rasgándola despiadadamente sin parecer importarse en absoluto con la sangre salpicando en las sabanas. Sangre, su sangre.

Oh joder. ¿Cómo esto sucedió?

///...///

El ruido resonaba por el lugar como olas esparciéndose por el océano, chocando contra paredes invisibles o incluso ausentes en su entorno, su alrededor, un lugar infinito e eterno que quebraba cualquier ley lógica. 

¿Qué era aquel lugar? Una sala -si se podría llamar así- completamente negra, un negro de lo más oscuro, sin profundidad, sin brillo alguno, su figura resaltaba entre el negro profundo dando la sensación de brillo, pero no pasando de una ilusión. George no pudo evitar pensar que no importaba cuanto caminara, nunca chocaría con pared alguna, no importaba cuan alto saltara, no alcanzaría ningún techo, claro, si esos conceptos existieran en aquel lugar. Su única certeza era el suelo, lo único que podía sentir, justo debajo de sus pies, impidiéndole caer en un vacío infinito.

Un gruñido, predatorio, amenazante, salvaje e hambriento por sangre.

Tembló en su lugar, paralizado, en estado de shock.

Pretendió voltear para buscar el causante de aquel ruido, tal vez para enseguida pararse de frente con la bestia más temible que su mente lograría crear.

Pretendió, pretendía voltear, sin embargo sus pies se mantuvieron estáticos, sin respuesta.

Otro gruñido fue escuchado, su burbuja pareció haberse roto, una cuerda que lo pujó rudamente hacia el momento que vivía. Esta vez lo que sea que causaba ese ruido estaba más cerca, más enojado.

A lenta velocidad –y con mucho esfuerzo- consiguió voltear la mirada en dirección del ruido, el hocico alargado, el pelaje negro, acompañado de una cola larga e orejas puntiagudas se hicieron evidentes a su parecer. Un lobo.

Era difícil decir si hubiera preferido otra bestia en su lugar.

Sus extremidades temblaban mientras su corazón hacia un repetitivo eco por todo su cuerpo, retumbando en sus oídos, se aceleró por el miedo.

El lobo dio un paso, gruñiendo entre abriendo la boca, revelando su arma blanca, colmillos filosos que sin duda serían capaces de rasgar su yugular fuera.

Otro paso, se le secó la boca, sentía que se asfixiaba.

Otro paso, era difícil distinguir si el ruido que escuchaba era un retumbar de su corazón o un paso dado por el animal.

Otro paso, estaba cerca.

El último paso. Estaba enfrente de él.

Seria devorado. Sin duda lo seria.

Omegaverse // {DreamNotFoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora