PASADO.
El beso en el avión fue una centella en medio de los cielos; ese pequeño rose de labios un destello de esperanza en el corazón del piloto. Ya fuera una velada en un restaurante costoso o un simple paseo por el parque para contemplar el parpadeo de las estrellas, las citas se volvieron un deleite semana tras semana. A pesar que ella era mucho más espontánea que él, la balanza de la concordia supo equilibrar los polos opuestos, otorgándoles «ese algo» que sacudía sus emociones y escobillaba la decadencia dejada por sus relaciones anteriores.
Las insinuaciones y los juegos «de amigos» los empujaron —tan fácil como mover de un soplido una hoja seca— a comprometerse en noviazgo. La propuesta salió de ella; él lo intentó en reiteradas ocasiones, pero fue frenado por su timidez. Consciente de ello, la chica decidió sorprenderlo en uno de los vuelos con una inesperada petición.
***
MEMORIAS II. LA PETICIÓN DE MO.
—P'Nick, aquí está tu café, sin azúcar y con un poco de crema, como te gusta —Tomó asiento a su lado en la cabina del piloto.
—¡Muchas gracias, Mo! Tal parece que me conoces muy bien.
—¿Cómo no podría conocer a mi mejor amigo? P'Nick, ¿acaso insinúas que soy una mala amiga? —Hizo un gesto gracioso con su rostro.
—¡Oh! ¡No me refería a eso, Mo! —Sonrió— Ahora me estoy poniendo nervioso, no juegues así conmigo —Cogió la tasa de café.
—P'Nick, quiero pedirte algo.
—¿Dime, Mo? —Dio un sorbo a su café.
—¿Te gustaría ser mi novio?
¡Stup! Nick escupió el líquido con fuerza y tintó de marrón su camisa pulcra y retocada en blanco; sus rodillas dieron un salto y la derecha alteró el timón, haciendo que el avión se tambaleara como el desliz de un autobús por un bache en la carretera. El susto fue grande, pero el piloto —atontado por la emoción— en unos segundos supo controlar el percance, volviéndose aquello una memoria más de sus locuras.
—¡Mo, estoy a punto de tener un infarto! —Trató de limpiar su camisa.
—Déjame hacerlo por ti —Sacó un pañuelo de su bolsillo.
—Mo, estoy demasiado exaltado ahora. ¡Solo mírame, estoy sudando y temblando! ¿Es verdad lo que acabo de escuchar? Dime, ¿no estoy soñando?
—¿Quieres que lo repita, P'Nick?
—¡Mo! Soy demasiado tímido, ¡estoy a punto de hiperventilar! —Aflojó el nudo de su corbata.
La chica deslizó los dedos sobre la mano del joven y la agarró simulando una caricia.
—P'Nick, ¿quieres ser mi novio?
Nick cerró sus ojos. Aquello era irreal. Su corazón revoloteaba como una mariposa en plena primavera dentro de su pecho y, aunque trataba de hablar, la emoción entrecortaba sus palabras.
—¡A... acepto! —Suspiró.
Las manos del chico se movían como dos hojas sacudidas por el viento, y las gotas de sudor empaparon su frente como un chubasco de fin de semana. Una perspicacia por parte de ella fue puesta en marcha para devolver la serenidad al tipo con dificultad para respirar sentado a su lado.
—P'Nick, en este momento no llevas ajustado el cinturón de seguridad. Ahora puedes acercarte y besar a tu novia —Cerró sus ojos y formó una «o» con los labios.
Nick la miró, deslizó los dedos sobre su mejilla y cauto la besó, tan propio de él, como rosar un cristal delicado y fácil de romper.
—¿Mo, estas allí? —Se escuchó una voz femenina al otro lado de la puerta—. «¡Toc, toc, toc!» ¡Mo, la jefa te necesita allá atrás!
—¡Ahora voy, gracias! P'Nick, tengo que irme. Luego... continuamos con el beso.
—¡Qué dices, Mo! ¿Acaso tratas de sonrojarme más de lo que ya estoy?
—Luces muy sexi sonrojado —Sonrió—. Pero no quiero un regaño más de la jefa —Se levantó del asiento y dio unos pasos fuera de la cabina.
—¿Espera Mo?
—¿Si?
—Te amo.
Ambos cruzaron una mirada picaresca y sonrieron, volviéndose cómplices de aquel amor que navegaba despreocupado como un globo entre las nubes.
***
La noticia del noviazgo no tardó en esparcirse como polen en los pasillos de la compañía, llegando hasta los oídos más incrédulos. Esto trastornó los planes de Beauty para reconquistar a su ex pareja —después de múltiples, inútiles y fallidos intentos—, recurriendo una vez más al acoso como un arma discreta y paulatina para tumbar a pedazos la integridad de Mo. Estos abusos resultaron ridículos e inservibles frente a la relación que se forjaba sobre cimientos fuertes y duraderos, volviéndose tendencia en las redes sociales y causando envidia —de la buena— entre sus compañeros de trabajo por la hermosa dupla que ese par de tortolitos formaba.
Debido a esto, el odio de la tirriosa fue creciendo más y más, hasta llegar al punto de maquinar un plan malévolo para deshacerse de «la piedra en su zapato», como le llamaba a su colega, de una vez por todas.
—Veremos si después de esto sigues tan feliz como hasta ahora... —se dijo, observándolos mimarse en la cafetería de la terminal de vuelo.
El plan fue echado a andar. Una nota clara y sin remitente llegó a manos de la jefa de las azafatas antes de tomar el vuelo correspondiente a sus labores: «Mo esconde droga en su casillero». Los ojos de la principal saltaron de sus cuencas y, sin retraso, dio aviso a los encargados del área de seguridad para irrumpir en el casillero de la acusada. Con guantes puestos dos agentes removieron las pocas pertenecías que escondía la casilla, sacando debajo de una franela la porción de droga que fue introducida de forma ilícita en la compañía, tal cual lo exponía el aviso.
Mo se despidió de su novio. Caminaba por el pasillo cuando una de sus colegas, y amigas, alcanzó su paso. En sus ojos había preocupación, algo malo sucedía; le pidió acompañarla a una de las salas de reuniones dónde les esperaba un grupo de personas. Saludó. Sin noción y beneficio, ni la más mínima oportunidad de defenderse, la superiora le ametralló con un discursos de moralidad y acusaciones, los cuales traspasaron su pecho hasta hacerlo supurar lágrimas.
—¡Jefa, no tengo idea cómo llego eso a mí casillero! ¡Tiene que creerme!
—¡No mientas más Mo! Yo misma fui testigo cuando pusiste esa porquería en tu casillero —arremetió la autora intelectual de ese embrollo, regocijándose en la angustia de la joven—. Además, no soy la única que lo vio, mis compañeras de turno también lo hicieron.
Las dos compinches asentaron con la cabeza y cruzando los brazos.
—¡No mientas, Beauty! ¿Cómo pudiste ver algo que nunca sucedió?
—¡Basta las dos! Es mejor que guarden silencio. Mo, los agentes encontraron la droga en tu casillero, no puedes seguir negándolo; además, hay testigos. Debería reportar esta situación a la policía, pero he decidido no hacerlo para evitar un escándalo en la compañía. Por favor, te pido que tomes tus cosas y no vuelvas más.
—¡Pero jefa, por favor, tiene que escucharme! —suplicó.
—¡Retírate ahora, Mo! —gritó—. ¡Si no lo haces me veré obligada a llamar a la policía! —Apuntó con su dedo la puerta de salida.
Así como la avestruz mete su cabeza en un hueco bajo tierra para protegerse del peligro, así la joven deseaba ocultarse para escapar de la vergüenza que la cobijaba. Cabizbaja, salió de la sala abochornada, burlada, acompañada por los dos agentes como una delincuente hasta la puerta, chasqueada por su enemiga que logró el objetivo de desterrarla para siempre de la compañía. Y era solo el principio. Como una llena hambrienta iría tras el corazón del hombre que le serviría como juguete de presunción: Nick
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WHAT THE DUCK: RECALL.
FanfictionFANFIC. (Basado en la serie televisiva). • Humor, Drama, Romance. Diez años han pasado. Las cuatro parejas del universo What The Duck deberán confiar en la fuerza de su amor y nadar a contracorriente para cerrar los capítulos inconclusos de su histo...