VIDA DE HÉROE [Adult Izuku x Adult Reader] (CANCELADA)

Capítulo 5.2: Vulnerabilidad

El cantar de los pájaros me hizo volver en mí misma, siendo que sentía un fuerte ardor en mis ojos y que al mismo tiempo, me dificultaba abrirlos con normalidad. Una de mis manos viajó a mis pestañas, solo para terminar encontrándome con una delgada capa de costras por haber llorado hasta quedar dormida. Mi cabeza dolía como el infierno, y sinceramente, no tenía ninguna noción del tiempo. No sabía qué hora era, ni cuándo me había quedado dormida, pero los dichosos rayos de luz, junto el incesante ruido de los pájaros, terminaron asimilándose a una escandalosa y detonante alarma.

Alargué mi mano para coger mi teléfono, encontrándome con algunos mensajes, y llamadas. Mis ojos se abrieron de par en par al ver el número de Mina, sintiendo cómo de pronto el sueño se desvanecía por completo, siendo sustituido por una naciente angustia de buena mañana. Sin más, presioné el botón verde para llamar a la chica de ojos amarillentos, y tras dos pitidos, se escuchó su delgada voz al otro lado de la línea.

- ¿T/N? – Preguntó Mina, con voz ronca y quebrada. Mis manos temblaban, y mi mente viajó a kilómetros por segundo, sin darme tiempo a anticiparme a lo que debía estar ocurriendo al otro lado de la llamada.

- ¿Es Kirishima? – Cuestioné poniéndome de pie pese al mareo y punzante dolor de cabeza. Mi voz también inestable y ronca, cargaban el ambiente en una tensión, que casi se podría cortar con unas tijeras sin afilar.

- T/N, Kirishima ha despertado – Dijo casi llorando de la felicidad. 

Suspiré pesadamente, y tras murmurar una despedida, caminé al baño para lavarme mi cara, y hacer todo lo que normalmente hacía de buena mañana. Mi reflejo me sorprendió a tal punto, que a pesar de lo irritados que estaban mis ojos, mis manos tuvieron que volver a frotarlos, como si no pudiera creer lo que estaba viendo. El amarillo de mis ojos estaba bañado en un rojo intenso, y las ojeras que se marcaban debajo de estos, me hacía ver casi como si no hubiera pegado ojo en semanas. El frío del agua en mi rostro, provocó en mí una mezcla de satisfacción, y al mismo tiempo de escalofríos por la diferencia de temperaturas.

Había dormido a penas 4 horas, pero parte de mí no deseaba volver a dormir, sino más bien volver al trabajo. Parecía contradictorio, pero durante las batallas, y patrullajes, mi mente lograba dejar de lado esos pensamientos que acribillaban mi mente, siendo que prefería recibir fuertes golpes físicos, a que mis emociones tensaran mis músculos y me arrollara una sensación horrible de angustia, intranquilidad, e impotencia.

Tras prepararme y lograr verme mínimamente decente, cogí mis cosas y cerré la puerta tras de mí. El frío invierno empezaba a llegar a su auge, y los niños cada vez salían más a jugar con la nieve.

Por mi mente solo pasaba la imagen de Izuku, mientras sus ojos verdosos provocaban un naciente sentimiento de culpabilidad en mi interior. La forma en que lo evité esta noche, la manera en que lo alejé, volvía a provocar que sintiera un flechazo de inseguridad, que me hacía preguntarme qué veía él en mí, pudiendo estar con cualquier persona que le hiciera sentir seguro, y que pudiera comunicarse con más facilidad que la mía. Pero mi ego destrozaba aquellas imágenes dónde Izuku se veía feliz con otra persona, quemando hasta su rastro, y me negaba a soltar lo único o, mejor dicho, a la única persona, a quién me podía aferrar, cuando el mundo parecía ir a mi contra.

¿Cuántas veces estuvo él a mi lado, mientras yo sentía que entraba en un bucle, siendo que los recuerdos con la LOV lograban quitarme los pies de la tierra? ¿Cuántas veces, Izuku saltó a abrazarme sin que se lo pidiera, porqué sabía que me era imposible hacer una petición de tal grado, o dar yo el primer paso?

El humo que salió de mi boca por la diferencia de temperaturas, me recordó que seguía caminando por la ciudad, dirigiéndome al hospital para visitar a Kirishima. Tras comprar algunas rosas rojas, mis pies se dirigieron de forma automática por las calles de Musutafu, como si fueran capaces de tener vida propia.