El tintineo de las pequeñas campañas de viento daban el inicio de la temporada de verano, donde el calor consumía lentamente los cuerpos sumergiéndolos en un pegajoso sudor, donde a la mano no podía faltar el típico abanico, el cual nos brindaba una pequeña brisa liberadora.
-Assia-Llamó la madre a su hija de ocho años la cual se levantó de la hierba del parque, sacudiendo los rastros de pasto en su vestido azul.
-dime mami-la pequeña niña llegó velozmente a la banca donde su madre se hallaba sentada.
-¿quieres un helado?-dijo la madre mientras le señalaba un grupo de personas a la lejanía que gozaban de unos refrescantes helados.
La niña sonrío casi instantáneamente al escuchar esa oración salir de los labios de su madre.
-¡Sí!
Abril tomó la mano de su hija y la llevó hasta un desgastado carrito de helados, donde pidió dos conos sencillos de vainilla y después de pagarlos le entregó uno a su tierna hija.
Los grandes ojos azules de Assia estaban iluminados ante la presencia del delicioso aperitivo en sus pequeñas manos.
Fue cuestión de segundos para que empezara a devorar el helado hasta que no quedara rastro de el.
-Assia, ¿ya terminaste?-el tono de la voz de Abril era una mezcla entre sorpresa y risa.
La niña asintió mientras veía una leve carcajada surgir de su madre, la cual también estaba por acabar el postre.
Al final, se sentaron en el pasto del parque mientras Abril limpiaba las comisuras de los labios de su hija que se encontraban sucias de helado, guardó el pañuelo en el bolsillo de su falda mientras recostaba la cabeza de Assia en su regazo, acariciando su cabello rubio y le cantaba una canción infantil.
-te amo, Assia-susurró la madre mientras veía como su hija cerraba los ojos lentamente.
-yo...también...-fue lo ultimo que dijo la niña hasta quedar completamente dormida.
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I Promise
AléatoireTe lo prometí desde la primera vez que juntamos nuestras manos. Dije que siempre estaríamos juntos. “No prometo desaparecer tus cargas, pero si de hacerlas más livianas”
