🥀 𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨 🥀

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" Sola en una esquina me has dejado abandonada

Mi corazón se siente solitario sin tu compañía, ya que necesita de tu calor para latir por las frías noches de invierno

Me miró al espejo y me doy cuenta de que soy diferente a los demás y a vos mismo

Y duele admitir que no soy lo que esperabas,

Me duele admitir que todo esto me hace daño

No soy parte de ti, pero tú sí eres parte de mi "

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" Baila, baila, mi hermosa muñeca mecánica
Baila, baila, solo para mi

Baila, baila, mi hermosa muñeca mecánica
Baila, baila, solo para mi

Que mi corazón está envuelto en llamas y sos la única que puede apagarlas

Baila, baila, mi hermosa muñeca mecánica
Baila, baila, solo para mi, baila... "

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Matías se había acostumbrado a despertar cada mañana rodeado por los brazos de Mauro, y desde que se fue sus noches habían sido dominadas por el insomnio. A causa de no querer despertarse por la mañana y no tener la misma sensación de antes, cuando abría lentamente sus ojos para iniciar un nuevo día.

Pero ahora con su nuevo Mauro, todo había vuelto a la normalidad, aunque a la mañana siguiente de haber ingresado borracho a la habitación del morocho y no encontrarse a este en el lugar de siempre.

Se asustó demasiado, ya que no quería volver a estar solo nunca más en su vida y caer en un pozo lleno de locura y dolor, donde todo era gris y oscuro, sin ninguna luz a su alrededor.

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— ¡Mauro! ¡¿Dónde estás?! — Spallatti consulta mientras se levantaba de la cama para poder buscar a Monzón. — ¡¿Dónde mierda estás metido?! — agrega, con el pecho agitado, no habiéndose despertado de una buena manera. — ¡MAURO! — grito lleno de desesperación, bajando rápidamente las escaleras.

Dando un par de vueltas por su taller, el ático, la sala de estar, el baño, el patio trasero y delantero, sin encontrar por ningún lugar al ojiverde. Pero de la nada, recordó que no había revisado en la cocina, por lo que se dirigió rápidamente a ese lugar, con las esperanzas de encontrar al otro.

Recuperando el ritmo normal de sus latidos, cuando vio al morocho enfrente de una mesa que se encontraba en la cocina, cortando unas cuantas frutas en silencio.

— Así que aquí estabas. — Spallatti comenta, acercándose lentamente al contrario, quien no se inmuta por su presencia. — Pensé que me habías dejado solo. — confiesa, tomando al otro por la cintura de manera brusca, para darle la vuelta y que lo viera. — Hiciste que mi corazón se sintiera demasiado triste. — agrega, observando los carnosos labios ajenos. — Me lastimaste Mauro, y a mi no me gusta que me lastimen. — declara con cierto enojo, pero Monzón sigue sin reaccionar. — ¿Pero qué te pasa? — inquiere ya molesto al no recibir palabra alguna por parte del ojiverde. — Vamos, contesta. — ordena, sacudiendo violentamente el cuerpo de Monzón, quien se mantiene inerte en más de un sentido.

🥀 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 𝐌𝐞𝐜𝐚𝐧𝐢𝐜𝐚 : Lɪᴛᴄᴋᴏ : FINALIZADA ✅✅  🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora