Capítulo 3

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El día había culminado y en toda la tarde no se encontraron. Hinata buscaba la manera de esquivar la presencia de Sakura. No por miedo hacia ella, sino por miedo a lo que ella misma podría hacer, quizás dejaría que sus sentimientos actuarán primero y podría arruinar todo.

Y era lo que más quería evitar Hinata.

Al día siguiente en la universidad, los pasillos estaban completamente vacíos. Sakura, siempre llegaba tarde a sus clases, a costumbre de como llegaba su profesor. Por lo que tarde, tarde no era, pero, en aquel momento era diferente.

Para la chica de cabellos fantasioso, la situación podía ser problemática, ya que, desde el momento que decidió ser la mejor amiga de Hinata, quitándole el lugar a Naruto, sabía que su corazón le pertenecía a la menor Hyuga.

Puede que la manera en la que ella había elegido para empezar una "relación" no haya sido la mejor, pero, para Sakura, pensar en grandes cosas le causaba una gran esfuerzo, después de todo no quería arruinalo. Tenía la experiencia de ir siempre con el pie izquierdo, y dejando que todo caiga en picada. Aunque muchas veces se esforzaba para llamar la atención de la tímida Hinata.

―Me gustas... ―susurró a la nada, imaginando a la chica frente a ella, sonrojada por su declaración. Solo imaginaba, porque aun no era tan valiente para aclarar sus sentimientos.

Se podía ser mejor, realmente podía hacerlo, pero aun faltaba un detalle para hacerlo todo perfecto. Hinata se merecía lo mejor.

La azotea en ese instante era su mejor lugar para descansar de sus pensamientos, los cuales, por momentos, llegaban a molestarle.

En la mente de Sakura, no podía evitar sentir, que Hinata se sentía obligada al estar con ella. Que su primera vez la haya tomado ella, pero como la tímida chica, no decía nada, tampoco hubo quejas. Y cuando tenían relaciones, siempre permanecían juntas, ya sea en su departamento o el de Hinata.

Eran mejores amigas después de todo.

Mejores amigas que comparten besos y caricias con doble intenciones.

Mejores amigas que desean gritar el secreto de sus corazones, pero le temen al rechazo.

Mejores amigas que se aman entre sí, de las dos formas.

Si le muestro mi corazón está bien, le mostrare cada uno de mis secretos, cada uno de mis pensares.

Una sonrisa se extendió en el rostro de la chica, mientras Ino a su lado negaba resignada. Ella era feliz con Hinata, pero, quería que aquella relación fuese más real. Que todos supieran que se pertenecían. Mejores amigas, esa no debería de ser la palabra, de eso estaba seguro, Sakura.

....

Dormitaba en las gradas del gimnasio, mientras escuchaba como Ino babeaba por su novio. Había estado estudiando para los examenes, además de su trabajo, no había podido descansar lo suficiente. Le gustaba aquella área, debido a los vientos que soplaban eran fuertes y relajantes, ignorando la voz de su amiga, el ambiente era el mejor. Ya había visto a la mayoría de los chicos y chicas que corrían por el campo.

Y ella, como alma libre que era, descansaba sin importar los griteríos que daba el profesor de gimnasia para los de primer año. Además de la vista gratuita que recibía de los chicos y chicas que entrenaban, y le agradecía de manera mental al director que todos fueran de buenas contexturas y rostros encantadores a la vista.

Le gustaban los rostros lindos, no podía evitarlo, pero hasta el momento solo quería descansar hasta que la hora se acabara para ir a su siguiente clase.
Pero, su amado descanso fue interrumpido por la voz del profesor de entrenamiento corporal.

―Den nueve vueltas a la cancha ¡De una vez! ¡¿Qué están esperando?! ¿Necesitan una entrada floral? ¡Muevan esos piernas!

Sakura bufól escucharlo. ¡Por favor! Apenas gritaba, pero él no hacia nada, que era lo más le desagradaba. Levantó un poco su cuerpo, para arreglar su larga coleta, para luego recargarse sobre su codo. Ino había bajado para darle una botella de agua a Sai, mientras los demás se quejaban de su cursilería.

―¡Ah! ¡Joder...!, Inobaka es suertuda, y yo muriéndome en la soledad por los malditos exámenes. ¡Dios! —juntó ambas manos, mientras la frotaban entre ellas, habló—: Solo te pido una linda persona que me tenga paciencia, y que me quiera mucho.

—¿No eras atea? ¿Haruno?

—Inobaka, siempre hay una oportunidad para que Dios te escuché. Mirate, Dios si te escucho.

—Loca, así menos te va escuchar.

—¡Ay ya! ¡Le diré a Sai que te manosea con su camiseta sudada!

—¡Sakura Haruno!

Volvió su mirada hacia el campo, sonriendo por dentro al hacer enojar a Ino. ¿Y qué si tenía celos de ella? Sakura quiso restarle importancia, pero, no pudo despegar su mirada de unos shorts, los cuales le daba una vista, a lo que ella consideraba unas sexys piernas. Su mirada fue subiendo más y más pudo visualizar a una timida chica que corría tratando de ocultar los movimientos de sus senos.

Sakura no pudo evitar sonreír.

―Vaya... y decían que los ángeles estaban en el cielo.

Sakura no dejo de admirar semejante creación humana hasta que detuvieron su entrenamiento.

El chica de cabello fantaseoso, observó como el grupo inclinaba su cuerpo, para tocarse la punta de los dedos del pie. Aquellos estiramientos corporales, dejaron a la chica en un muy mal estado corporal, especialmente en su parte baja. ¿Qué importaba las clases que seguían? Necesitaba bajar el calor de su propio cuerpo.

...

—Ya me decía que estabas muy callada.

—Sí... tengo hambre, Ino, nos vemos.

Sakura no pudo evitar hacer una mueca en su rostro, pues, fue una extraña manera de conocer a su compañera de desep. Pero, si no hubiera sido por eso, jamás hubiera hecho aquella propuesta.

Ambos de corazón distintos...

Su corazón de color blanco es mi hogar, en el cual mi corazón negro siente libertad.

Entre las dos; SakuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora