𝙲𝚊𝚗𝚍𝚘𝚛 [Zeke Jaeger]

Crudo

TW: Uso de drogas

"Carajo" murmuras, el hombre rubio dejándote sentada en su cama "Mierda, Erwin, perdóname, perdóname."

Lo que pasó después de que lo hayas expulsado todo en la camiseta blanca de Erwin se te hizo borroso. Entre la vergüenza y tus ansias por vomitar aún mas, tampoco te diste cuenta cuando el chico te llevó al baño más cercano y sostuvo tu cabello para evitar que hagas un desastre mientras seguías limpiando tu estómago. Luego puso uno de tus brazos sobre su cuello y te llevó a su cuarto para que descansaras, tuvo que ir casi agachado para que no andes colgado de él, se te hizo gracioso.

"Lo sé, lo has dicho una docena de veces" dice riendo "¿Estas mejor?"

Asientes "Ajá, gracias" te acuestas boca abajo "Oye en serio lo siento."

Escuchas al chico suspirar "Si, linda, te perdono."

Escuchas un ropero siendo abierto y ropa moviéndose "Lo bueno de hacer fiestas en tu casa es que puedes cambiarte de ropa si estas cosas pasan" dice Erwin.

Y ahí caes en cuenta que estas en un cuarto con un chico semi-desnudo, y un nivel devastador de embriaguez.

"Carajo" escondes tu cara en las almohadas de Erwin, apenada a más no poder.

"Tu quédate aquí, voy por agua, ¿Quieres que busque a Eren?"

"Dios, no" te das la vuelta y vez al hombre con una nueva camisa, una parte de ti esperaba verlo aún sin camisa, haces un puchero interno.

"Bien, pero necesito que te sientes, no vaya a ser que te ahogues en tu propio vómito."

Extiendes tus brazos y Erwin los jala haciendo que quedes sentada en su cama "Soy una puta dama, no puedo morir así."

"Por supuesto que no, así que, quédate así como buena chica, no me demoro."

Buena chica.

"Si, señor" quisiste sonar coqueta, definitivamente no salió así.

La puerta se cerró.

Cinco.

Diez.

Quince minutos.

Okey, ya no estas tan mareada, y tus pensamientos se hacen más claros, bien, esto está bien.

¿Dónde se metió Erwin?

Te levantas de golpe y tu cuerpo te recuerda que no estás sobria haciéndote perder el balance. Lo recuperas con dificultad y vuelves a la fiesta en busca de agua, Erwin, o algún amigo tuyo que esté más sobrio que tu, lo que primero encuentres no importa.

Estas en el tercer piso de la fraternidad, y aun así hay demasiada gente. Te abres paso entre las personas y ya te puedes imaginar como te ves a juzgar de cómo atraes algunas miradas. No te molestas en ver sus rostros y aún así te sientes criticada, la verdad eso poco te importa, hasta que chocas con otro cuerpo y casi caes al suelo si no fuera porque te agarró a tiempo.