Siempre he tratado de ser perfecta, desde que era pequeña. No te voy a engañar, empecé a exigirme demasiado para obtener la atención de mis padres, pero no lo conseguí. Mi padre seguía en casa pero como si no estuviera y, mi madre pasaba todo el tiempo que podía con mi hermana que tiene autismo. Pensaba que el ser perfecta en todo haría que me hicieran un mínimo de caso ya fuera para felicitarme, sin embargo, sucedió lo contrario. El poco caso que me hacían despareció por completo ya que veían que era muy autosuficiente e independiente. A pesar de eso yo seguí exigiéndome más de lo que me permitía para ser mejor, poder llegar a la perfección. ¿Y a qué me ha llevado todo esto? A desarrollar enfermedades de salud mental, todo esto por no ponerme nunca por delante. Siempre había una excusa que me ponía a mí misma para no dedicarme tiempo a mí y estar por los demás o por otras cosas que yo consideraba más importantes. Ahora, después de dos ingresos en psiquiatría, sigo exigiendome más y más, no me puedo permitir estar mal. Debo ser la mejor versión de mí. Pero mi salud mental, a pesar de ser tratada, va cayendo con tanta exigencia…