DEADLY OBSSESION | Peter Pettigrew

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AMORTENTIA.

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Filtro del Amor más poderoso que existe. Provoca un enamoramiento u obsesión poderosos en el bebedor. Tiene un brillo nacarado y el vapor se eleva en espirales característicos.

Hizo un sonido chistando sus dientes, cerró el libro y lo hizo a un lado. No estaba interesado en el amor, volteó por sobre su espalda a la mesa de atrás, Slytherin.

Dándole su espalda, estaba su hermanito comiendo con su mano derecha de su plato y con la izquierda sostenía su horario.

—Bartemius —El mencionado se pasó el trozo de tocino y miró también por sobre su hombro quien le hablaba.

El joven Crouch suspiró pesadamente al ver que se trataba de su hermano mayor, quien sabía de sobre qué no le gustaba que le dijeran Bartemius, porque le hacía parecer que le hablaban a su padre.

—Es Barty, Blake, Barty. ¿Qué necesitas? —cuestionó el menor sangre pura mientras tomaba una servilleta y se limpiaba las comisuras de sus labios con elegancia.

Ignoró totalmente el primer reclamo de su hermano menor el susodicho, ¿para qué tenía un nombre si no le era usado?

—Bartemius —Miró como el menor le lanzó dagas con los ojos—. Hoy a las ocho, antes del toque de queda —anunció en un susurró y volviendo a su posición inicial.

Pudo escuchar un chillido de felicidad por parte de su hermanito. Bufo con una sonrisa de diversión. Pero tenía que tener cuidado en cuanto a que nadie los viera salir de Hogwarts y regresar antes de que los notarán fueran.

Estaba apunto de volver a abrir su libro de Pociones, de no ser por el disturbios que se estaba ocasionando en el Gran Comedor.

Alzó la vista sin mucho interés, por el pasillo de en medio entre las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff pasaban aquel cuarteto de Gryffindor mientras dos de ellos –Potter y Black– tenían el cabello rosa, uno de ellos –Lupin– sostenía un libro al parecer buscando una solución a lo que le pasó a sus amigos.

Detrás de los tres, había un chico de cabellos cenizos algo bajito y gordito, mientras comía ansioso.

Estaba arrodillado ante aquel apuesto hombre que estaba sentado el centro del gran salón, en la mansión donde estaban.

Sin levantar la cabeza, miró a su alrededor de reojo. Ahí estaban los Lestrange, Malfoy, Avery y Mulciber Jr., y su hermanito, quien aún no portaba la Marca Oscura.

—Estoy, muy decepcionado, Heredero Crouch —Temble al escuchar el tono del Lord por haber fallado en mi misión.

Pase saliva en silencio, deseando no ser escuchado y que Mi Señor comprendiera que el mocoso Snape era más obstinado de lo que llegaba a parecer.

Maldito mestizo, pensé respirando difícilmente para no entrar en un ataque de pánico.

Tenía que encontrar alguna manera para salir de esta y volver a tener la estima de Mi Señor, era un Ravenclaw, tenía que encontrar algo que pudiera agradarle al Lord. Entonces sonreí amplio y tuve la voluntad de alzar mi mirada.

—Lord, deme una última oportunidad —Le rogué esperando que pudiera dármela.

Los ojos carmesí del Lord brillaron con insana curiosidad al ver mi osadía por verlo a la cara y hacerle una petición sin –tal vez– merecerla totalmente.

—Dime muchacho, ¿qué es lo qué harás? —cuestionó invitándome a seguir hablando sobre lo que tenia en mi mente.

Tomo eso también como una buena señal y me enderece totalmente mostrando mi determinación y lo engeniosa que era mi idea.

—Enamorare a un Gryffindor y lo haré un traídor y en mi fachada, Lord —Le hice saber lo que nadie había entre nosotros pudo haber pensado.

Escuché los jadeos de sorpresa de los demás mortífagos y algunos murmullos de curiosidad.

El Lord pareció complacido ante mí idea, parecía que le había agradado que intentará incluir a un tonto Gryffindor entre sus filas.

—Bien mi muchacho, espero de eso algo positivo —Hizo un movimiento con su mano despachando a todos los mortífagos, incluyéndome.

Hice una última reverencia antes de levantarme de mi lugar y dirigirme hacia donde estaba mi hermano junto a Malfoy.

—¡Qué inteligencia tienes Blake! —exclamó Bartemius emocionado por mi idea.

Malfoy me miraba con una ceja alzada, mostrándome una mirada de curiosidad y orgullo al mismo tiempo que salíamos de la mansión del Lord.

Genial.

Ahora tenía que buscar un Gryffindor tonto.