Tenko e Izuku eran novios hace casi un año. Comenzaron a experimentar el mundo de la sexualidad hasta descubrir algo excitante.
Ser vistos.
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•La portada NO es mía, créditos a quien corresponda.
•Los personajes no son de mi propiedad. Creditos a Hor...
Izuku estaba comenzando su segundo año en Yuuei. El y su novio Tenko estaban por cumplir un año juntos y decidieron comenzar su vida sexual juntos.
Poco a poco comenzaron sus pequeños juegos hasta que se volvió peligroso.
El día en que todo dió un giro.
Ambos estaban tan ansiosos por sentir al otro que olvidaron cerrar bien la puerta.
Besos acalorados, toques, caricias y pronto Tenko embestía de manera certera en la entrada de su lindo novio. Gemidos y jadeos llenaban la habitación. El fuerte golpeteo de pieles y los fuertes suspiros del peliceleste excitaban cada vez más al pecoso.
-T-Tenko- gimió fuerte para luego intentar seguir el ritmo del más alto.
-¿Te gusta... Así mi amor? - preguntó de forma entrecortada.
-¡Si! - Gimió fuerte.
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Iida esperaba tranquilamente a que el ascensor llegara al segundo piso. Antes de irse del salón vió que su amigo peli verde olvidó uno de sus libros, así que como buen amigo y delegado de la clase decidió ir y entregárselo.
Una vez el ascensor llegó a su destino comenzó a recorrer el largo pasillo hasta llegar frente a la puerta de su amigo.
Estaba a punto de tocar y explicarle a Midoriya el porqué de su presencia hasta que notó que la puerta estaba entreabierta.
Decidió entrar.
Mala elección.
Lo recibieron los gemidos de aquella persona que tan bien conocía. Vió como arremetían bruscamente contra el pecoso y como este gemía complacido.
Su boca se abrió y por poco sus lentes se caen. Intentó reaccionar lo más rápido que pudo y salió de ahí completamente sonrojado.
Luego de aquello no pudo ver a su amigo a los ojos. Se sentía avergonzado por ver acto tan íntimo.
Mientras Izuku estaba tan sorprendido de como su novio aumentó de tal forma el ritmo al ver al peli azul.
También se sorprendió de su forma de gemir y como su rostro se desfiguró, hundido en el placer, llegando al orgasmo cuando vio el rostro sorprendido y perturbado de su amigo.
