Prólogo.

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Todos conocemos las historias de dioses olímpicos, pura fantasía alimentada por las creencias de los griegos y romanos que pasaban penurias y necesitaban creer en unas deidades que les dieran fe y esperanza.

Pero, ¿Y si realmente existieron? ¿O existen?

Muchas historias cuentan que esos dioses a veces tenían hijos con humanos u otras criaturas naciendo así los conocidos semidioses, con capacidades que les diferenciaban de los humanos pero sin llegar a ser merecedores de ser considerados dioses y vivir en el Olimpo.

Esos semidioses tienen apariencia humana, pero no lo son y antes o después sus capacidades se desarrollan impidiéndoles pasar desapercibidos y vivir una vida común.

Las historias hablan de un pueblo oculto y cambiante, llamado Focaris, donde los semidioses viven y se entrenan para defender el mundo, e intentar algún día ser considerados héroes y ascender a ser dioses para ser aceptados en el Olimpo...

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- ¡¡Mirad!!

- ¡¿Qué está pasando?!

- ¡¡Corred, volved a vuestras casas!!

Al rededor del mundo entero se empezaron a escuchar los mismos gritos alarmantes que señalaban a una catástrofe.

- Noticia de última hora: Por razones aún desconocidas el mundo ha comenzado a sumirse en una extraña oscuridad. Por ahora se descartan los factores climatológicos y se está intentando relacionar este fenómeno con algún motivo astronómico relacionado con el sol o algún meteoro, pero todavía se sigue investigando. Se recomienda a la población resguardarse en sus domicilios hasta nuevo aviso. Seguiremos informando.

Pero el verdadero motivo incumbía a los dioses olímpicos.

- ¡¡TÚ TE LA HAS LLEVADO!! DEVUÉLVEMELA.

Érebo, dios primordial, personificación de la oscuridad y las sombras, gritaba enfurecido a Hades que se resguardaba tras sus hermanos. Su esposa Nix había desaparecido y esté culpaba al dios del inframundo.

- ¡Yo jamás me llevaría a tu mujer!

- Si fuiste capaz de llevarte una mujer a la fuerza una vez, sé que eres capaz de cualquier cosa.

- ¡Érebo, razona! -Gritó Zeus intentando calmar la situación - Hades no tiene motivos para llevarse a Nix, ambos vivís en el inframundo, y él siempre ha intentado gobernar su reino de la mejor manera posible.

- ¡Yo sólo sé que Nix no está! Y más os vale que aparezca pronto porque si no voy a sumir este mundo en la oscuridad infinita y no podreís hacer nada para evitarlo.

- ¡Ja! ¿A caso te crees que voy a permitirlo? Puedo vencerte con pestañear Érebo, así que no prentedas venir con amenazas - Contestó Apolo burlesco.

Y en ese momento Érebo uso todo su poder para rodear el mundo de una oscura sombra que ni siquiera Apolo podría vencer, y amenazante avisó que si no aparecía Nix en una semana, esa sombra se volvería inquebrantable impidiendo que el sol volviera a alcanzar la tierra, matando así a todo ser viviente.

Los dioses deliberaron y decidieron que Apolo y su descendecia intentarían mantener estable el mundo para que la sombra no pudiera avanzar para ganar tiempo mientras todos los dioses buscarían a Nix en cada rincón de sus reinos.

Pero la fuerza de Apolo y sus descendientes no sería sufiente para combatir la oscuridad de Érebo, necesitaban un poder prácticamente igual de fuerte que el de Apolo para duplicar el efecto y destruir la sombra.

Y fue entonces cuando Apolo se sinceró ante los demás dioses.

Tenía un hijo más, desconocido por todos, que vivia entre los humanos. Su descendencia con Dafne.

Tras el flechazo de amor por parte de Eros que recibió Apolo y el de desamor que recibio Dafne, la historia contaba que él la persiguío hasta que ella no pudo más y se convirtió en Laurel, pero lo que la historia no contaba es que una lágrima de Apolo calló sobre una de las pequeñas flores del laurel en el que Dafne se acababa de convertir naciendo así una niña medio dios medio ninfa, considerada semidiosa, que fue enviada a la tierra para vivir una vida de humano.

Esa semidiosa, al ser hija de una nifa y ser fruto del verdadero amor del dios Apolo, posería unos poderes muy superiores a los del resto de la descendecia del dios.

Debían encontrarla.

Así que mandaron a los semidioses más poderosos a buscarla y a llevarla con ellos a Focaris, el hogar de los mestizos.

            

El Legado de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora