ᴛᴇ ᴘᴇʀᴅᴏɴᴏ

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Eran las 3:30am y como siempre, los más borrachos eran Cristobal, Juan y Lucía. El resto del grupo, incluyendo a Laura, se encontraban un poco más consientes.

Abril ya se quería ir, no quería que su novia tomará más, pues sabía que mañana tenía una junta importante con su padre y no quería que Lucía tuviera resaca. Daniela la apoyó, no quería que la noche acabara pero tampoco quería ponerse mal ya que sus dos amigos estaban muy ebrios y no sabían cómo regresarían a casa. Pero por otro lado, Laura y Poche querían seguir tomando.

¿Cómo resolvieron eso? Fácil, se iban a trasladar al departamento de Abril. Así mandaban a los borrachos a dormir y ellas seguían con la fiesta. La roomie de Abril había ido a México de vacaciones y no dudaba que a Renata no le importaría si dormían en su cama, y bueno su ex novio, solo había dejado sus cosas desde hacía un año en su departamento, no le había llamado y no dudaba en que ya no iba a regresar. Así que no habia problema.

¿Buena idea, no?

¡No!, lo que ellos debieron hacer era quedarse en el antro y ponerse abríos para que después Laura le llamara a su padre y fuera él, el que pasara a recogerlos. Así, hubieran evitado la desgracia.

¿Pero cómo iban a saber?

Primero salió Abril, quien con ayuda de Poche subieron los pesados y ebrios cuerpos al auto. La tatuadora quedó en ir adelantándose para acostar a los chicos. Poche estuvo de acuerdo y se despidió con un "allá nos vemos".

Luego subió con las chicas y minutos después decidieron que era hora de irse.

Y cuando estaban a escasos paso del auto, una banda de motociclistas les interpuso el paso. Eran nada más y nada menos que los de las carreras.

Por instinto Poche se puso delante de Daniela. No iba a dejar que nada le pasara. Lo que ella no sabía era que no buscaban a su novia, más bien a ella.

Javier: ¡Nos volvemos a ver!

Calle y Laura abrieron los ojos grandes. Era obvio que lo reconocían, era el chico de aquella carrera, el cual Daniela le había dado una patada entre sus piernas porque el tipo la quería besar a la fuerza.

Javier: No puedo creer que seas tu Saurus

Comentó el tipo con cierta burla. Poche por otro lado se sorprendió, ni siquiera lo había recordado en todo este tiempo. Pero ahora que el tiempo había pasado y también se le hacía ridiculo el apodo que antes tenía. ¿Tan inmadura era?

Javier: ¿Quien diría que la chica que corría para ganar dinero, hoy estuviera aquí, saliendo de uno de los mejores antros del país?

Otro de los motociclistas se alzó la visera, revelando su identidad y dejando a Poche helada.

Manuel: ¡Ramírez!, ¡Si no nos apuramos alguien más le llamara a la policía!

¿Cómo es qué no reconoció la moto? ¿Y por qué se sorprendía si ya sabía que el tatuado tarde o temprano la iba a traicionar? Sabía que lo había navajeado, ¡Pero él también quería asaltar a su padre!. Tal vez todo había sido una confusión, pero él y sus amigos no lo tomaron así. Ahora que la estaban traicionando, Poche lo tenía claro. Ellos nunca fueron sus amigos a pesar de cada momento que vivieron en aquella época de carreras.

Javier: ¡Seguramente ya no consumes esa coca barata!, ¡Ahora le sacas dinero a tu noviesita para que te compre de la mejor!

Manuel: ¡Ya déjate de tonterías!

Le reclamaba a su amigo quien hacía caso omiso.

Javier: Poche ya no viste su barata chaqueta, ahora la señorita anda hasta con camisa fajada.

Adicta a ella 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora