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-¡Disculpa! ¿te asusté?- la reacción del chico me exaltó, pero él se relajó pronto -Tranquila...- el joven me miró de arriba a abajo, por su aspecto y altura parece tener mi edad, al igual que Mirabel -Vistes raro.- perr... madre... no tuve en cuenta mi ropa, no supe qué contestar y sólo me puse nerviosa -p-pero tranquila, no lo digo de malas.- a comparación de los vestidos de las demás chicas, llevaba una camiseta corta sobre otra de manga larga y unos jeans anchos, lo extraño era que nadie se diera cuenta aún, cambié de tema rápido -Estee... Soy amiga de Mirabel, me quedaré por unos días, imagino que su abuela Alma lo hablará ahorita en la cena.- Me parece que se quedó más tranquilo al escuchar "amiga de..." jaja, entonces el extendió su mano -Ah si, un gusto, soy Camilo ¿tu eres...?- entonces, fuimos interrumpidos por una mujer que apareció atrás de nosotros.

La seguían un sol radiante y un gran arcoíris, literalmente. Pasó por al lado del joven y reboltó su pelo castaño y rizoso, este se quejó entre risas -Mamaa.- Imagino que ella será Pepa, tía de Mirabel.
-Vayan bajando a terminar de poner la mesa, ¡vamos vamos!- Camilo se volteó hacia mi -Ya hablamos ¿si?- se marchó escaleras abajo con prisa, no sin antes despedirse de mi con una sonrisa, yo también debería ir abajo, estoy de invitada pero sería descortés no ayudar.

Bajé y seguí el rastro de colores que dejaba el arcoíris de Pepa, así sabría dirigirme al salón, una vez allí sólo alcancé a repartir los vasos y las bebidas, la mayoría de los miembros de la familia se dieron cuenta de mi presencia desconocida y misteriosa. Una vez todos nos sentamos, la Abuela Alma explicó cómo és que llegué a la casa Madrigal, más no dió un detalle más de mí, ni siquiera mi nombre, aunque es normal, no tienen información sobre mí, soy una completa desconocida.

Todos hablaban entre todos y de vez en cuando me preguntaban algún detalle cómo mi edad o mis gustos.

Pasada la cena todos empezaron a limpiar sus platos correspondientes, así que yo hize igual. Entonces ya cada uno empezó a subir a sus habitaciones para dormir reparadoramente.

Mirabel me prestó parte de su ropa vieja para dormir y nos pasamos toda la noche hablando y riendo, cómo era lógico de pensar, a la mañana siguiente nos costó mucho levantarnos, entonces empezaron los primeros problemas de convivencia.

-Mal...- ... -¿Ocurre algo?- miré la ropa que llevé el día anterior
-Está sucia y no llevo más...- Mirabel inmediatamente chasqueó los dedos en señal de idea y se dirigió a su armario -¿Qué talla de cintura usas?- Yo rápidamente me negué -Ya me prestaste ropa cómoda para dormir, pedirte más ropa me parece abusar Mirabel...- ella contestó rápidamente mientras revisaba entre la ropa del armario -No es mía.- sacó una falda verde con algunas rayas y decoraciones violetas, acompañada de una blusa y un pañuelo amarillo a juego -És de cuándo Dolores tenía nuestra edad, será de tu talla de cintura, y si no, siempre la puedes ajustar, lo digo porque la tienes muy fina jeje..- observé las prendas, era un conjunto realmente bonito -...¿A Dolores le parecerá bien?- Entonces fué cuando escuchamos desde el primer piso de abajo -Claro chicas, no hay problema, puedes quedártelas Laura.- Aquí la gente es tan cálida y amable :(

-¡Gracias Dolores!- sin mucha más discusión, me puse el conjunto y me ví en el espejo, me veía realmente bonita y me gustaba esa imagen. Nos dispusimos a bajar a por algo de desayunar, allí vimos a... Isabela creo que se llamaba -Buenos días bellas durmientes, ¿ya despertaron?- Mirabel a modo de broma y con cansancio contestó -No...- Entonces Isabela nos sirvió un pequeño bol con leche y algunos cereales, yo se lo agradecí, Mirabel se limitó a sonreirle -Gracias Isabela.- ella me sonrió y dejó la cocina, no sin antes beber un vaso de agua.

• 𝑬𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora