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-¡No podemos hacer nada Dolores!- ... -Podríamos, ¡te doy sugerencias pero no aceptas ninguna!- ... -¡Lo único que podemos hacer es esperar y averiguar porqué Casita hace esto!- ... -Por eso, sería muchísimo más fácil si le preguntamos al tío Bruno, ¡nos adelantaría los hechos y nos prepararemos cuando lo que sea que tenga que pasar suceda!

Mirabel y yo entramos a la casa, Dolores y la abuela Alma estaban en mitad del jardín de interior, Mirabel interrumpió inmediatamente.

-¿Qué está pasando acá?- se acercó a ellas dos con gesto preocupado, parecía no gustarle que su familia se peleáse de esa manera. Dolores la miró esperanzada -Gracias a lo que sea que viva allá arriba... Mirabel, te necesito.- Dolores jaló rápidamente a Mirabel del brazo y la llevó con ella y la abuela. -Mirabel, explíquele porqué el don del tío Bruno puede ser de gran ayuda y ventaja en situaciones de incertidumbre.- La más anciana se cruzó de brazos y vió a su nieta mayor con íra -¡Dolores! ¡Ya!- ambas vieron a su abuela, Mirabel aún sorprendida debido a la situación y Dolores de manera dominante. -Dejemos esto, ya se nos ocurrirá qué hacer...- Dolores apartó la mirada y se dirigió hacia las escaleras camino al segundo piso -...Mirabel, estás empapada ¿qué te pasó?- La de cabellos ondulados miró todas sus prendas, cómo si se le hubiera olvidado el pequeño accidente con la corriente -Oh si, el río arrastró mi bolso y tuve que recuperarlo de alguna forma, jaja...- la abuela suspiró y esbozó una pequeña sonrisa -Ve a cambiarte, te resfriarás.- entonces se dirigió a la cocina, con un caminar un tanto deprimido y estresado. La joven de lentes decidió seguir a su prima mayor, y yo fuí con ella.

-Dolores, ¿qué pasó?- ya en el segundo piso, le preguntamos a Dolores, ella estaba a punto de entrar a su habitación, llegámos a tiempo -...No debería hablar del tema, además no estaba previsto que yo supiese sobre esto, aveces mi don es mi condena... Laura.- Dirigí mi mirada a ella con atención -Dime Dolores.- La joven de tez morena cambió su mirada a una más apenada -Siento que hayas tenido que ver eso... Es muy raro pelear en esta familia, no es algo que pase habitualmente, no quiero que tengas una impresión equivocada de nosotras...- Hablé con un tono comprensivo -Tranquila Dolores, es lo que pasa al convivir con más gente, a mi me solía... pasar...- Me acordé de mis padres, por suerte la voz casi susurrante de la mayor detuvo esos pensamientos -Gracias... nos vemos luego chicas.- Dicho esto, entró a su habitación -¡NO ESPE- antes de que Mirabel termináse la frase, Dolores cerró la puerta -Aagh...- Yo toqué el hombro de Mirabel. -Deberíamos dejar que se relaje un poco Mirabel, y además debes cambiarte.- Mi amiga vió por un momento la puerta de su prima, para después quedar cabizbaja y asintiendo.

Una vez en nuestra habitación, Mirabel se empezó a vestir con ropa seca, apesar de estar espaldas a mí, me hablaba preocupada -¿Porqué te preocupa tanto Mirabel? Sólo fué una pequeña riña, pronto se disculparán.- La joven de lentes hizo una pequeña pausa, cómo si hubiera recordado algo, para después seguir vistiéndose y hablando -...No es eso...- me empezé a extrañar -Entonces, ¿qué te preocupa tanto?- ... -...Te conté todo lo importante ocurrido en esta casa excepto una cosa... fué el año pasado...

Me senté en mi respectiva cama -Te escucho.- ella empezó a relatarme la historia -Hace un año, casi perdimos... bueno, hubo un momento que perdimos la casa... Y con ella el milagro, los dones...- vaya, realmente esto conducía a algo serio -Y todo empezó cuando... la familia empezó a pelear entre sí, sobre todo mis papás y yo con la Abuela... La última pelea que tuve con ella, literalmente, derrumbó la casa... Y esque... el milagro cuánto más roto esté internamente, más posibilidad hay de que desaparezca, y con él, Casita.- En mi rostro se empezaba a formar una expresión de preocupación -¿Y crees que si...?- Mirabel me contestó antes de terminar la frase -Totalmente, no debemos pelear entre nosotros, no podemos, nos quedaríamos sin hogar... Necesito hacer que se disculpen.- ...Miré el suelo compuesto por vigas de madera mientras jugaba con mis dedos y nudillos -Mirabel... ¿cómo obtuvieron la magia de nuevo?- ella dejó salir un pequeño suspiro, este ya no sonaba tan triste -Comunicación, perdón y empatía... así fue, recontruimos la casa entre todo el pueblo y la familia, el tío Bruno volvió a ser aceptado después de 10 años, y al final todos comprendimos, y en especial la Abuela Alma, que los dones o la magia no son lo más importante de cada quién.- estaba totalmente de acuerdo con eso -Entonces... nos aceptaron a todos... coloqué el cerrojo de la puerta principal, y la magia volvió, al igual que Casita.- ... -Entiendo.- Mirabel se mantuvo en silencio, yo intenté animarla -Mirabel, esta família es muy fuerte, y más después de pasar por eso... he visto cómo trabajan y ayudan al pueblo y aquí dentro de casita la calidez familiar es indudable, todos ustedes son un gran equipo y son muy fuertes, será difícil romper ese vínculo de nuevo.- Mirabel puso esa sonrisa inconfundible -Peeero... Si estás dispuesta a averiguar el origen de esa pelea, te ayudaré por ello, capaz así encontremos una solución y Dolores y Alma puedan respirar tranquilas, después de todo hablaban de Casita y eso nos involucra a todos.- Ambas nos miramos con decisión -¡Tienes razón!, estamos más unidos que nunca, no podemos perder eso.- Mi compañera se levantó de la cama de un salto -Iré a hablar con Dolores, quizás esté un poco mejor y se anime a contarme algo, luego te cuento y buscamos alguna solución. Hasta luegoo~.- dijo esto último dirigiéndose a la puerta y tocando la punta de mi nariz con su dedo índice a modo de juego, sacándome una pequeña risa; asentí con mi cabeza y Mirabel salió de la habitación.

Me quedé sentada al borde de mi cama, me tumbé. y extendí mis brazos hasta que alcanzaba a tocar la almohada, me quedé observando el techo, pensando en la nada... los recuerdos no tardaron en atacarme. No me podía quitar los últimos gritos de mis padres de la cabeza, el labio me comenzó a temblar y sentía un frío horrible sobre mí... me sentía cobarde, por hacerles caso, por huir, por no haberles salvado de la manera que fuera, apesar de las constantes peleas por mi rebeldía, les quería muchísimo, ¡Son mis padres! ¡MALDITA SEA!.

No me había dado cuenta de que ya soltaba pequeños sollozos y arrugaba las sábanas sobre las cuáles estaba tumbada, la rabia y las emociones fuertes me golpeaban por dentro, querían salir pero no quería hacer ruido, necesitaba romper algo pero no quería dejar evidencias; todos mis sentimientos se sentían sometidos y contradichos por mis actuaciones de niña feliz.

"Necesito distraerme", quién diría que lo que fuese que me escuchara, el universo o... qué se yo, satisfaceria ese sentimiento mío, un pequeño aleteo proveniente de la ventana me llamó la atención, dirigí mi vista hacia lo que era un pequeño colibrí, éste aleteaba a mi alrededor y tiraba de mi corto pelo -¡EH! ¡para! ¡shu shu! ¡no hagas eso!- la pequeña ave se dirigió a la puerta y se paró en el cerrojo, picando la madera de la puerta, su actitud no era propia de un animal salvaje, no había duda de ello... imaginé que quería salir.
Cuando abrí la puerta, el pajarito voló por el pasillo de las puertas y entró a la habitación del menor de los Madrigal... Antonio creo que se llamaba... el acceso a su habitación era muy fácil con la puerta abierta, me picó la curiosidad y me asomé al cuarto.

Lo que ví me dejó impactada, allí no había un cuarto, ¡era un bosque tropical enorme! Y repleto de animales y plantas procedentes de Colombia, había tucanes y colibríes, ¡incluso un jauar! Pero parecía dócil... cuando me quise dar cuenta ya estaba adentro de aquel enorme cuarto, oía risas y carcajadas desde el gran árbol central del lugar, parecía tener unas pequeñas escaleras para poder subir. Un grupo de crías de carpincho tiraban de la falda de mi vestido dirección a las escaleras, no pude caminar medio centímetro más sin que un grupo más grande de animales me empujaran por la espalda en la misma dirección -¡Vale vale! ¡Ya voy!

Subí las escaleras y llegué a la copa del gran árbol central, allí había un espacio parecido al de una habitación, con un suelo de baldosas decoradas y hamacas de tela colgadas en las ramas, se mezclaban a la perfección con las lianas y hojas del bosque, sin mencionar los cálidos rayos del sol que entraban entre la vegetación del lugar. Entonces me sentí observada, y efectivamente, tenía la atención y las miradas de dos hermanos sobre mí.

-¡Heyy! ¿Quieres jugar con nosotros?- me preguntó el mayor de los hermanos, Camilo. Antonio me sonrío y vino caminando con emoción hacía donde me encontraba -¡Vamos! ¡Será divertido!- ¡no podía resistirme a esa sonrisita tierna! Acepté.

-¿A qué quieren jugar?- Camilo me respondió con rapidez y picardía -¿Qué nos propones?- ... -Mmm, ¿las escondidas tal vez?- Toñito dijo con gran emoción -¡Siii! Hace tiempo no jugamos Camilo!- el pecoso de ojos verdes castañosos respondió con sinceridad en su voz -Un clásico, me gusta.

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• 𝑬𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora