2.- La menor de mis preocupaciones

652 80 5
                                    

– Oye, si sigues mirándola de esa manera todo mundo terminará tachandote de acosador... otra vez...

Hummm...

A pesar de ese comentario, Futaro no apartó la vista de Itsuki ni por un solo segundo.

Ha... –. Suspiró la chica.
– ¿Si tanto te preocupa por qué no dejas de ser tan obstinado y vas a hablarle?

El pelinegro continuó mirando a la pelirroja desde la distancia sin importarle lo que le estaban diciendo.

– ¿Por qué nadie le habla?–. Pensó en voz alta.
– Solo mírala, es demasiado linda como para que pase desapercibida de esa manera; ya debería tener por lo menos uno que otro sarnozo rondando a su alrededor.

– ¿Y para que querría uno que otro "sarnozo" alrededor suyo si te tiene a ti viviendo bajo el mismo techo que ella?

Finalmente, ese último comentario logró captar la atención del chico.

– Tomaré eso como un cumplido–. Se mofó él.

– No deberías... –. Comentó con desaprobación.
– A ver, déjame ver si entiendo, te parece mal que ella pase tan desapercibida en la clase, pero al mismo tiempo te molestaría mucho que otro chico se le acerque de la nada, ¿Verdad?

– En efecto, mi estimada compañera de clases–. Dijo Futaro mientras se acomodaba unos lentes que sacó de algún lugar.

– ¿"Compañera"?–. Preguntó con sarcasmo.
– ¿Así es como tratas a la única chica que tiene la gentileza de seguir hablando contigo?

– Solo me hablas porque prácticamente yo soy el único amigo que tienes aquí–. Respondió él.
– Así que no te hagas la importante, Takebayashi.

– Si si, como tú digas–. Mencionó con cansancio.
– En todo caso te recomiendo que reconsideres lo que estás haciendo; porque por si no lo has notado... ella también ha estado mirándote desde la primera hora.

Luego de señalar eso, Takebayashi se retiró hacía su pupitre con completa discreción.

Y por otro lado, Futaro se quedó sin nada más que decir al respecto.

Después de todo, el verdadero problema no era que Itsuki lo estuviese mirando en sí, sino que lo hacía con una profunda mezcla de tristeza y enojo reflejada en su rostro.

>>>

Poco después, finalmente llegó la hora del almuerzo, por lo que Futaro se apresuró nuevamente a llegar al comedor lo antes posible.

Y ésta vez, al menos había alguien que le estaba esperando.

– Oye Itsuki, ¿Cuánto más piensas robarme de mi plato?–. Cuestionó la segunda hermana claramente irritada.

– N-no sé de que estás hablando–. La susodicha Itsuki volteó en otra dirección mientras comenzaba a masticar aún más rápido.

– Jaja, vamos Nino, solo te ha quitado la mitad de tu pollo frito–. Comentó Ichika.

– ¡¿"Solo la mitad"?!

Las demás hermanas comenzaron a reír por la situación que se presentaba, sin embargo, ningúna de ellas notó que cierta persona las veía con bastante atención desde la distancia.

– Futaro-kun, ¿Podrías al menos escuchar por un momento lo que te estoy diciendo?–. Le reprochó al pelinegro.
– Sé que ya lo dije muchas veces, pero no llegarás a nada acosandoles de esa manera.

–  Y yo ya te lo dije muchas veces también, Takeda–. Contestó.
– Cuando tus sugerencias sean un gran tazón de ramen de la estación con mucha carne de cerdo, las aceptaré con gusto.

Compromiso QuíntupleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora