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Feliz cumpleaños.






Antes, en cada uno de mis cumpleaños, al momento de tener que cerrar los ojos y soplar la vela, yo deseaba tener cosidos los párpados; unidos y sellados por gruesos hilos de acero inoxidable, gris, brillante, fuerte y una buena obstrucción de mierdas visuales. Mi emoción se iba cuando volvía a abrir los ojos, estando parada al lado de una larga mesa, en frente de un pastel con glaseado de fresa, rodeada por personas que veía de cinco a seis veces al año, esas personas que me miraban "felizmente" y después preguntaban con curiosidad fingida sobre cual fue mi deseo, yo sólo contestaba:

―si lo digo en voz alta nunca se cumplirá.

les sonreía y ellos lo hacían de vuelta.

Madre partía el pastel y lo repartía con ayuda de mi hermana y padre.

Me ofrecían una rebanada de aquel pastel de vainilla y yo lo rechazaba teniendo una sonrisa en la cara, preguntándome internamente el porqué nunca logran recordar que no me gusta la vainilla, tampoco el glaseado, mucho menos tener que fingir ser educada frente a familiares lejanos.

Hasta que un día antes de mi decimocuarto cumpleaños, madre me dijo:

―puedes invitar a alguien de tu salón si quieres.

Me lo repetía cada año, pero nunca llevaba nadie a casa porque no tenía amigos; esa vez fue diferente.

Invité a quien yo cinsideraba mi mejor amigo, Matsuno Chifuyu.

Gracias al cielo aceptó, con la única condición de poder llevar acompañantes, obviamente dije que sí, dándome una idea de a quienes se refería.

El gran día llegó.

Estuve nerviosa a cada hora. Nuevamente me preocupé por mi aspecto físico, pero a un nivel más avanzado, recuerdo haberme cambiado más de diez veces, hasta que el timbre sonó y tuve que bajar a abrir la puerta, ya que madre se encontraba ocupada terminando de preparar la comida.

Quien había tocado el timbre era nada más y nada menos que Fuyu-chan, que venía acompañado por Baji, Pah-chin y Peh-yan.

Chifuyu me entregó una caja plástica transparente, adentro había un pequeño cupcake de chocolate, en la parte de arriba descansaba una gomita roja en forma de corazón, no tenía vainilla, tampoco merengue.

Recuerdo a detalle todas las sensaciones que me invadieron, también el calor en mis mejillas, la claridad de mis pensamientos, y lo más genial fue ver sus sonrisas...ver su sonrisa, entender el porqué Chifuyu siempre fue y sigue siendo demasiado especial para mi.

One-shots  [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora