One-shots [Tokyo Revengers]

Sԋᥙʝι Ԋαɳ𝓶α

Advertencia: +18

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¿que haces?, ¿con eso te basta?  Yo puedo ayudarte.

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Los hilos rojos del destino existen para ti; de manera extrañamente evolucionada, pero existen.

No son hilos.

No son rojos.

Y tampoco se relacionan con el destino.

Sólo son cadenas, cadenas recias, "largas", oxidadas y ruidosas.

Las aborreces en su totalidad.

Pero no puedes deshacerte de ellas, simplemente no puedes hacerlo, ya que son las que te mantienen adherida a él:
        Shuji Hanma.

Él chico del que esas cadenas se sostienen desde hace años.

Debe sentirse pesado, igual que tú; de todas formas estan unidos gracias a esas feas cadenas imaginarias.

No sabes porqué se formaron, porqué se sustentan de Shuji, porqué "existen", y mucho menos que se supone que debes hacer para deshacerte de ellas aunque no quieras.

Actualmente no te molestan demasiado, podría decirse que ya te acostumbraste a su peso, sin embargo, te sientes cada vez más cansada, anteriormente ese cansancio era encogido por su presencia, pero hace meses que no lo has vuelto a ver.

Lo extrañas, y estas segura de que él también te extraña.

Quieres tenerlo cerca para que las cadenas se estrechen y con ellas su masa.

❚❙❘❙

Lo encontraste por causalidad caminando en la calle, sólo pasaste a su lado y lo observaste con disimulo, él hizo lo mismo.

Las cadenas se hicieron livianas en los pocos segundos que hicieron contacto visual.

Unas repentinas ganas de confesarte ante él se hicieron presentes, no tienes  idea de como lograste abstenerte.

Shuji iba acompañado de dos chicos, uno lo conocías de vista, al otro lo conocías porque Shuji hablaba mucho sobre él.
Shuji especificó que no debías acercarte a él si lo veías cerca de "personas raras".

No te acercaste, pasaste de largo camino a casa.

Más liviana pero apretujada.

Al llegar tomaste un baño para relajarte, después regresaste a esa vieja habitación que tus propios padres te rentan como si fuese nueva.

Acomodaste tu pijama y te echaste sobre el colchón.

Había un gran silencio. Uno que te pareció incómodo a pesar de estar sola.