Inspiración (Satosugu)

Capítulo Único

"¿Cuál es su mayor inspiración para crear dichosas obras artísticas?... Nadie conoce la respuesta, nadie conoce al autor de esas pinturas puesto que se oculta en el anonimato, lo unico que tenemos es su firma y los lienzos publicados gracias a uno de su aprendices, pero todos quisiéramos conocer de quien se trata la persona que retrata con sumo detalle por medio de cada cuadro o el por-" Antes de que comenzarán las teorías conspirativas que el locutor del programa solía exponer a sus televidentes, el peliblanco se encargo de apagar ese pequeño aparato de radio que llenaba el pesado silencio de su departamento, para acto seguido dirigirse al balcón de aquel vacío lugar.

Una gran cantidad de latas que solían contener pinturas de múltiples colores descansaban desordenadamente sobre el piso del cual era su "hogar", contrastando los monocromáticos colores de lo que alguna vez fue un vivo lugar repleto de diversos tonos cálidos llenando las paredes, siendo ahora reemplazado por nada más que oscuridad, una gama de grises parecía teñirse en las paredes de su casa, o al menos eso era lo que sus aperlados ojos de matices azules parecían querer que el observase.

En un movimiento lento, tomándose su tiempo, deslizó su mano derecha hacia su bolsillo trasero, rebuscando una caja de cigarrillos la cual no tardó en encontrar para acto seguido tomar el encendedor que con recelo guardaba dentro de la misma; posteriormente llevó aquella adicción hacia sus resecos labios pálidos, antes de encender la llama que el mechero le brindaría, dejando que diese finalmente una larga calada al cigarrillo.

Si era sincero, el detestaba el sabor amargo del tabaco sobre su lengua, lo odiaba, no le gustaba sentir la manera en la cual el humo quemaba sus ahora ya no tan sanos pulmones, sin embargo, no lo hacía porque fuese adicto al cigarrillo en realidad, sino a los recuerdos que emanaban de sus toxinas, los cuales parecían inundar su sistema nervioso conforme daba una tras otra inhalación al objeto que permanecía entre sus labios.

Entonces, ya que no era por placer, ¿Por qué demonios se había vuelto un fumador a tal grado que una caja solía durar le apenas una jodida semana?

La razón era tan simple, que dolía.

Ese sabor amargo sobre su lengua, la sensación de su adicción envolviendo su boca, le recordaba a la calidez de quien alguna vez consideró su otra mitad; la marca de cigarrillos era la misma que cada noche después de haber hecho el amor él fumaba, provocando que despertará con algo de molestia puesto que desde que él había llegado a su vida, se había declarado como un fumador pasivo. Y después de cada pequeña y estúpida pelea, para alegrarlo, con el objetivo de que dejase de quejarse, su pareja apagaba su cigarrillo a la mitad, para después brindarle un delicioso beso, en donde terminaban por sellar esas hermosas noches, que en la actualidad no eran nada más que cenizas de lo que algún día fue.

Una pequeña lagrima resbaló de sus ojos, al percatarse del poco combustible que le quedaba al mechero, antes de exhalar el humo dentro de sus pulmones, aún no lo entendía, su desaparición fue tan misteriosa, y por más que lo busco como aguja entre un pajar, aun cuando había gastado cada centavo para encontrarlo, ni siquiera un rastro de aquella persona a quien le entregó cada parte de su ser encontró, era como si de la noche a la mañana la tierra se lo hubiera tragando y lo más doloroso era que exactamente ese día él había pedido que se fuera, lo había corrido, había mentido diciendo que todo estaría mejor sin su presencia, cuando en realidad, sin ese brillo que sus ojos negros podían llegar a proporcionarle, sin sus fuertes brazos sosteniendolo, guiandolo, llevándolo al camino correcto; sin sus manos dejando que se apoyará en las suyas o los labios del contrario dicie dole que todo estaría bien... No era nada.

Un error tras otro desató una furia incontrolable por parte del albino, la discusión fue casi inevitable, la razón era tan tonta, tan trivial que en retrospectiva con tan sólo un poco más de tolerancia habria hecho que está ni siquiera hubiese pasado, además, desde un principio si no hubiera sido por el pelinegro su "obra maestra" como el mismo solía decirle, nunca hubiera aparecido en su mente, es más, desde un principio, si no hubiera sido por el pelinegro, él no contaría con el valor necesario para haber publicado sus preciosas pinturas desde el incio, le debía tanto, y él... Había sido un verdadero hijo de puta.