Capítulo 5

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Era por la tarde y Ainhoa se encontraba muy nerviosa. En el día de hoy había recibido un paquete importante de correos y lo atesoró en su habitación por el momento.

Fue al baño y empezó a cambiarse de ropa. Se puso unos pantalones de cuero negro, una camiseta de lentejuelas también negra y unas hermosas plataformas. Se alisó el cabello poco a poco. Ella lo tenía muy ondulado por lo que le era muy complicado alisarlo, pero quiso hacerlo de todas formas.

Fue al comedor y se sentó en el sofá que quedaba en frente del árbol de navidad. Estaba muy nerviosa pero también esperaba con ansias poder hacer aquella video llamada junto a Joey. Por primera vez, volverían a ver sus rostros. Volverían a mirarse a los ojos.

...

Joey iba caminando por las iluminadas calles de un lada para el otro esperando poder encontrar aquella casa que se encontraba alejada del centro de la ciudad. Miraba cada número de cada portal esperanzado de poder encontrar el número nueve. Al no encontrarlo, quiso llamar a Norum.

- ¿Joey?

- ¡John! Necesito tu ayuda de forma muy urgente. No encuentro la casa y me estoy desesperando y muriendo de frío - se quejó Joey.

- Veamos. ¿Por qué número vas?

- Voy por el cuatro - dijo Joey.

‐ Ay Joey... Normal que no lo encuentres. Estás mirando en el lado equivocado.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Joey.

- Estás mirando los números pares, que en esta calle por lo que veo en Google Maps, los números pares siempre van a la derecha. Tienes que mirar la calle de la izquierda.

- Oh sí. Es verdad. Que tonto he sido. Los nervios supongo - Joey rio.

- Anda y ve ya con ella.

Nos vemos - Joey se despidió.

Después de colgar el teléfono, cambió de lado de la calle y fue mirando uno a uno los números impares de cada portal hasta encontrar el número nueve. Decidió mandarle un mensaje a Ainhoa.

Joey: Hola estrella.

Ainhoa: Hola. Ya estoy preparada. ¿Tú lo estás?

Joey: Ha habido un problemilla y no podré hacer una vídeo llamada.

Ainhoa: Oh vaya...

Joey: No la podré hacer porque tengo otra sorpresa diferente para ti.

Ainhoa: ¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿Qué sorpresa?

Joey: ¿Por qué no te asomas por la ventana y lo ves por ti misma?

Ainhoa: No me digas que estás aquí...

Joey: Puede...

Sin soltar el teléfono de su mano, Ainhoa corrió hacia la ventana que daba a la calle y vio como Joey se encontraba esperando delante de su portal. Fue corriendo a abrir su puerta y al hacerlo se quedó paralizada. Sus ojos se cristalizaron al verlo ahí parado, enfrente de ella. Él tenía una enorme sonrisa.

- Hola - él la saludó.

- Hola - ella sonrió muy nerviosa - Oh, pasa adentro. No quiero que te congeles y pases frío.

Ambos pasaron a dentro de la casa y Joey dejó su abrigo en el perchero y su maleta en la entrada de la casa.

Ainhoa se acercó a él muy lentamente. Con su mano derecha recorrió el brazo de él para después acariciar su cabello. Joey al sentir su tacto sonrió intensamente. Ella bajó su mano hasta su mejilla y la acarició dulcemente mientras sus ojos se iban cristalizando poco a poco.

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