Una historia de signos.

Capitulo 1: -Una bonita constelación-

PISCIS-ANDREEA IONEL

Me levanto algo de mal humor al escuchar al despertador, maldigo a la persona que lo creó. Tengo que ir a un instituto nuevo lleno de ricachones, para colmo tengo que quedarme a vivir en el campus. Cojo mi maleta ya hecha desde ayer en la noche, ya que mi madre me obligó a hacerla con antelación. Supongo que no debo ser tan negativa, quizás encuentre alguien interesante allí, solo espero que mi compañera de habitación sea decente. 

Me dispongo a salir del cuarto, cuando veo a mi madre haciendo pancakes en la cocina.
- Ayyy... -dice con desolación- mi hija... se va a ir...
Bajo las escaleras dejando la maleta al lado de la puerta.
-No seas tan dramática mamá, algún día esto tendría que pasar- río al ver su cara- Igualmente, eres tu la que quiere que vaya a estudiar allí.

-Con tus estudios allí optaras a un mejor futuro, además ¿Qué tan malo puede ser conocer gente nueva?- se acerca a mi dándome un pequeño codazo- Igual y encuentras alguien que te atraiga- dice guiñando su ojo derecho, volviendo a donde estaba para poner los pancakes en un plato.

-No me interesan los niños pijos, perdóname por ello- dije cogiendo un pancake para comer. 

-No te cierres tanto en banda cariño -me da un beso en la frente y me mira fijamente- acuérdate de pasarlo bien también. 

Termina de decir eso y justo viene mi padre avisándome de que ya esta listo para partir, se inicia una despedida llena de lágrimas por parte de mi madre. La iba a echar de menos. Agarré mi maleta con algo de fuerza debido a los nervios. Me subí en el coche dispuesta a comenzar este nuevo curso, no puedo decepcionar a mi madre. Tampoco en lo de pasarlo bien supongo, así que toca intentar hacer amigos. 
  
El camino se me estaba haciendo eterno por los nervios, no dejaba de mirar a la ventana.

Ya estoy casi, veo el instituto a lo lejos. Tiene un campo de fútbol americano, una cancha de baloncesto y vóley, y varias salas más. Un gimnasio, una piscina. Fomentan bastante el deporte por lo que veo. 
Las habitaciones están todas en un mismo edificio del campus. Están separas por plantas para 4 distintos tipos de género, o eso leí en un folleto. Hombre, mujer, no binario y género fluido. se esfuerzan en que todos tenga un buen ambiente en el que estar y convivir. Eso es algo bueno.

Vuelvo en mi cuando mi padre aparca y me mira fijamente con los ojos algo llorosos.
 
-¿Estas nerviosa?- esta preocupado por mi, lo noto, así que decido coger aire y mantenerme serana.
-Algo nerviosa pero, seguro todo ira bien- no se si lo que dije es real pero, mejor ser positivos. De repente, noto a mi padre revolviéndome el pelo. 
-Seguro que si, mientras que no venga ningún chico a casa en la cena de navidad... -en cuanto suelta eso, los dos empezamos a reír al unísono. 
-Os echare de menos, a vosotros y a la rica lasaña de mama- me inclino sobre el para darle un pequeño beso en su calva. A lo que el me proporciona otro en la frente para dejarme ahí.

Aquí me encuentro, enfrente de lo que puede ser mi infierno, o mi paraíso. Recemos por que todo vaya bien. Empecemos esta aventura Pokémon, a ver que especímenes veo por aquí. 
Localizo el edificio de habitaciones que ya había visto anteriormente. Desde lejos empiezo a oír un murmullo de gente. Era la sala de estar, todos estaban en el mostrador intentando coger su llave. Esto va para rato. Resoplo y me meto entre la multitud, cuando de repente me choco con alguien.

-Sumimasen -dice inclinándose levemente para disculparse. Era un chico alto, pelinegro con mechas azules, tenia rasgos asiáticos, como aquellos ojos achinados de un color tan claro que resaltaban a distancia. Me quede un rato mirándole hasta que reaccione.

-Ahh, perdón - no sabía articular palabra, su mirada seria me analizaba sin dejarme un atisbo de amabilidad, capaz me ha insultado antes, ¿pero por que se inclinaría? 

-Fue mi culpa, iba distraído leyendo -guarda su libro raro, por que se abría por el lado contrario y tenia dibujitos en la portada con caracteres japoneses, en el bolsillo- Te ayudare a coger tu llave ya que he visto que te esta costando con tantas personas de por medio, así estaremos en paz. ¿Aceptas este acuerdo? 

Asentí con la cabeza, este chico era toda una sorpresa. Parecía sacado de una historia cliché. Te chocas con un chico alto de ojos bonitos, ¿y que? ¿terminará siendo mi pareja?
El chico sin dudar, entro en acción luego de que yo aceptara ese trato. Se veía firme, pasando a la gente aunque se choque, caminaba entre ellos como si no hubiera nadie. Joder, no se llamara Moisés, ¿no? En vez de agua, separa multitudes. En menos que cantaba un gallo lo veo venir con las llaves, tan firme y seguro de el como todo el tiempo que lo he estado observando, aunque le veo aliviado de salir de ahí. 

-Misión cumplida- sujeta la llave enfrente de mi, tiendo la mano y la suelta en mi palma. Dirijo mi mirada a la suya para darle las gracias pero, cuando estoy por empezar a hablar me interrumpe - No des las gracias por un trato, era parte de mi trabajo, solo retírate satisfecha. No quiero sentirme más en deuda contigo, y si eres amable conmigo, deberé darte el mismo trato o mejor para recompensar. Ya esta bien así - se fue nada más terminar de soltar todo, volviendo a sacar su extraño libro.

¿Qué acababa de pasar?, ese chico es...¿extraño? No se como explicarlo pero su semblante serio, junto a todos esos atributos tan imponentes, me han dejado algo desubicada. 
Dejo de pensar en ello, volviendo al mundo real, para subir junto a mis maletas al piso en el que esta mi habitación. El ascensor es muy bonito, es raro que lo diga pero, se nota que es un lugar de ricos. Tiene espejo y decoraciones doradas, las paredes están acolchadas. Mientras analizaba el ascensor, sus puertas se abren y procedo a salir. 
Enfrente de la puerta, respiro profundamente para abrirla. Cuando lo hago, veo a una chica peliblanca tumbada en su cama, tiene un cristal rosa de colgante, plantas y muchos libros en la estantería. Viste con una blusa y unos vaqueros amplios. Es un estilo muy bohemio, parece una chica muy amable. 

-¡Hey! Bienvenida a tu nuevo hogar, me llamo Verónica, llámame Vero- dice sonriendo, su voz era calidad y su cara no tenia pisca de maldad alguna. Me alivio al ver que mi compañera es muy buena persona, o eso parece, y sigo la conversación saludándola de vuelta. Empezamos a conversar durante un rato cuando me interrumpe para hacerme una pregunta- Oye, ¿qué signo zodiacal eres?- Al fin alguien que sabe del zodiaco.

-Soy piscis, ¿y tu? -empiezo a abrir mis maletas y a colocar cosas, a lo que veo ella se levanta para ayudarme.

-Soy virgo, y me gusta el orden - coge mis libros y empieza a ordenarlos por tamaño y color.

-Nunca he entendido muy bien como es cada signo, se me hace algo complicado - coloco mi ropa en el armario y noto que ella me mira fijamente y empieza a gritar. 

- AAAAAAAA, ¡tengo una idea! -se acerca a mi muy emocionada agarrando mis brazos - ¿Y si hacemos un grupo de amigos de signos zodiacales? Un amigo de cada signo - sus ojos estaban abiertos con un pequeño brillo en ellos, se ve su emoción, no puedo negarme a la idea. Además  de hacer nuevos amigos, podre aprender y llevarme mejor con Vero. 

Esto parece ser el comienzo de un gran año. Una gran idea para empezarlo, las cosas se tornan interesantes y divertidas.

¿Qué tipo de personas me deparará? 


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 Este es mi primer capitulo y una de mis primeras historias. Espero y os guste. Acepto cualquier tipo de idea en comentarios. Decidme si os ha gustado y al final de cada cap intentaré dejaros curiosidades del capitulo.

-El libro del chico misterioso, es un Manga, mas específicamente el de Haikyuu. 
-Sumimasen, es "disculpa" en japonés. 
-Verónica también tiene mangas entre sus libros.
-Andreea pudo llevar las maletas sola ya que tiene mucha fuerza. Entrena mucho. 
-El padre de Andreea es calvo. 

Aquí todo por hoy, ¡¡tengan un buen día!!
Sigan atentos a nuevos capítulos <3