Because I Want You [Rinzu] [three shot]

༄ Open door

Kakucho detuvo el coche frente al viejo edificio. Nos quedamos un rato chequeando el perímetro.

-Vamos -dije, al cabo de un tiempo.

Entramos al departamento y todo se encontraba de la misma manera que la vez que fui, hace seis meses atrás.

-¡Wow! -exclamó Kakucho.

No hizo falta verlo para saber qué era lo que le había sorprendido. Lo ignoré y fui a la habitación.
A simple vista parecía una habitación de lo más normal, salvo por las cuatro katanas que colgaban en el respaldo de la cama. Busqué debajo de la almohada, tal como me había dicho Haru, y saqué un arma. No conozco de armas, no sabría decir de que calibre era, solo sé que era bastante pesada. O quizás todas las armas sean pesadas, no lo sé.
Revolví en el cajón de la mesa de luz, saqué el dinero y entre los papeles fui encontrando una a una las balas.

¿En qué diablos me estoy metiendo? Pensé, mientras guardaba las balas en mis bolsillos. Luego abrí el armario, para llevarle algo de ropa y me asombré al ver que sólo tenía trajes.

-Ese loco sí que tiene buen gusto -dijo Kakucho detrás mio.

-Tendré que prestarle mi ropa -respondí.
Tomé algunas prendas de ropa interior y dos trajes, sólo por las dudas. Metimos todo en un bolso y nos fuimos.

-¿Qué es lo que piensas hacer? -preguntó Kakucho con calma. Tenía una mano en el volante y la otra colgaba en la ventana del coche, cada tanto la alternaba con el cigarrillo que tenía en los labios.

-No tengo idea -respondí sincero.

-Esto no es como cuando ibas a su casa a escondidas. El tipo tiene miles en drogas, si la policia se entera...

-No se enterará -interrumpí -Nadie tiene que saber de esto, Kakucho -dije mirándolo seriamente-. Nadie.

-Ok, ok. Solo decía.

Después de eso nos quedamos en silencio hasta llegar a casa. Kakucho me dejó en la puerta y se fue.

Al entrar vi a Haru salir del baño con un toallón en la cintura. Su rostro reflejaba malestar.
Apoyé el bolso en una silla y me acerqué hasta él.

-No pude lavarme el cabello -dijo con pesar.

-¿Pudiste bañarte bien? -pregunté.

-¿Siempre respondes con una pregunta?

Que fastidioso, maldita sea. Solo me preocupo.

-Hice lo mejor que pude -dijo al notar mi cara de hastío, luego dirigió la mirada al bolso y volvió a mí-. ¿Hubo algún inconveniente?

-No, todo bien. Te traje ropa interior -dije tomando el bolso y llevándolo a la habitación-. Vístete y ven a la cocina, te lavaré el pelo.

Minutos más tarde apareció en la cocina con una de mis camisetas y un pantalón de chándal.

-Me siento raro -dijo, acomodándose en la silla que preparé junto al lavabo.

-Aquí nadie te verá -dije, comenzando a lavarle el cabello. Luego de unos minutos pregunté-: El sujeto que te apuñaló... ¿a él te referías cuando dijiste que podían entrar a tu casa?

Haru se inclinó para verme y sonrió de una manera tan perturbadora, que me incomodó.
-Ese tipo ya debe estar muerto -dijo.

-¿Cómo? Si yo lo vi huir de ahi, a diferencia tuya, él salió corriendo.

-Tenía como cinco agujeros en el estómago, no habrá llegado muy lejos. Yo caí porque estaba cansado, hacía dos días que no dormía.

Me quedé helado, Haru me miraba esperando una respuesta o examinándome, no lo sé. Terminé de lavarle el cabello y le coloqué una toalla.
Se enderezó en la silla y preguntó: