Prólogo

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Han pasado seis años. Ni siquiera pudimos terminar la preparatoria cuando la libertad se nos arrebató y ha sido muy difícil mantenernos al tanto del paso del tiempo.
Hemos estado en esa habitación seis años, mal alimentados y torturados. He estado pensando en que, aunque los tres somos sometidos a la misma vida, por llamar de un modo a la situación, el único sentimiento que compartimos es el miedo.
Ana llegó a sentirse arrepentida de ser amiga de Abel, de no haber entablado conversación aquel día, ninguno de los dos estaría en esta situación. Max nunca ha querido al chico nuevo y ahora lo odia, su capacidad de empatizar con Abel cada vez es más corta. Yo siempre he creido que Abel también es víctima y que nosotros, sus amigos, fuimos un salvavidas que terminó por hundirse con él, pero nada es su culpa.
Desde que llegamos, repito en mi cabeza cada día que pasamos con Abel antes de ser encerrados en su casa, me recuerdo a mí porque soy su amigo, para recordarle a Ana eso mismo.
Sueño con el día en que nos encuentren y contarles a todos quién es Abel y por qué estamos aquí.

AbelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora