Beige.

Prólogo.

5 de diciembre de 2018.

Un cielo nublado era lo que se podía ver a través de la ventana de nuestro pequeño Dylan. Una lluvia amenazaba el recreo de los estudiantes de secundaria, estropeando así el único rato donde podían escapar del agobio de los exámenes y de los compañeros indeseados.

El bus salía a las 07:45 y las clases empezaban a la 08:30, esas pequeñas conversaciones que tenía con su mejor amigo antes de la apertura del instituto eran un ratito de paz para él.

Su amigo no iba en autobús, a él lo llevaba su hermana mayor; pero la tía de Dylan tenía que ir temprano a trabajar y aunque se había ofrecido a llevarlo, pero a él le encantaba dormir.

El camino a clases era tranquilo, el normalmente leía algún que otro libro descargado en una página pirata, pero ese día le sorprendió una chica con el mismo tono de pelo que él, lo cual le sorprendió ya que poca gente tenía el pelo tan oscuro al natural. Dylan se quedó mirándola mientras ella pagaba al conductor, la chica de pelo grafito terminó y se giró buscando un asiento.

En el momento en el que se giró, Dylan y ella mantuvieron contacto visual un segundo que para él fue eterno, se fijó en que sus ojos eran como dos esmeraldas, verdes esperanza.

Y quizá fue ese día en el que él recuperó la esperanza.