Los hijos de Babalú Ayé son dados a rigurosas promesas y sacrificios de flagelación. Muy caritativos y responsables, se preocupan por el bienestar, tanto físico como mental, de las personas de su entorno. Son también muy generosos y altruistas, dando gratuitamente no sólo comprensión, afecto y consuelo, sino también bienes materiales. Las personas necesitadas y desvalidas, tanto física como espiritualmente, se acercan instintivamente a ellos, para los que siempre tendrá las palabras más oportunas y las manos tendidas.