Final

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Decidieron comprar otra casa. Una más pequeña y con solo 2 habitaciones. Lisa dijo que no quería vivir donde Jennie estuvo con Nayeon. Llevan dos años viviendo aquí. Es acogedora, de color café claro y bastante fresca.

La pelinegra gruñe, sintiendo algo contra su muslo. Abre los ojos y sonríe.

—Mmm, Mami —se muerde el labio, sonriendo.

—Mami quiere jugar, princesa.

—Yo también quiero.

La erección de Kim se frota entre sus glúteos. Se siente dura y lista para follarla.

Hace un mes atrás había llegado la pequeña Krystal. Una bebé de apenas 3 meses. Su madre biológica murió unas semanas después del parto por una fuerte infección en la herida de la cesárea. El trámite fue bastante rápido. Jennie y Lisa estaban encantadas con su hija. Pero como todavía es pequeña, tienen que levantarse por las noches a atenderle, dejándolas cansadas. Entonces, hace un mes que no hacen nada, y eso estaba matando a la más grande.

—¿Serás una buena nena? ¿Obedecerás a todo lo que Mami diga?

—Sí, Mami. Siempre.

Lisa se voltea y besa los labios de su novia. Primero es un movimiento temeroso y vacilante, pero Jennie no aguanta. Abre los labios y mete su lengua a la boca de la más joven, haciendo que suelte ronroneos, pasando sus manos por su estómago.

—Mami te va a follar la boca, bebé. ¿Qué tal suena eso?

La tailandesa simplemete tararea feliz con esa idea, poniéndose de rodillas en el suelo. La de ojos felinos se para, en sus pantalón de pijamas sobresale su erección. Lisa se lame los labios, esperando por ésta. Baja sus pantalones lentamente. La punta golpea la barbilla de la más alta, ella la toma y comienza a masajearla, robándole suspiros a Jennie. Kim agarra la base de su miembro, indicándole que abriera la boca, ella, obediente como siempre, lo hace. Mete su polla hasta que topa la garganta de Lisa. Sus ojos se cristalizan y sus manos paran en las caderas de Jen, aprétandolas, sus dedos quedan blancos por la fuerza.

—¿Sabes tus palabras de seguridad?

—Sí, Mami. Estoy bien —solita se mete el pene de Jennie hasta el fondo.

La coreana gime grueso cuando ve pequeñas lágrimas salir de los ojos contrarios. Por su barbilla caen tiras de saliva combinadas con su pre-semen.

—¿Vas a tragar todo lo que Mami te de, princesa?

Lisa como puede asiente, cerrando sus ojos. La castaña comienza a mover sus caderas lentamente para no lastimarla. No pasa tanto y ya está follando su boca. Las dos están gimiendo. Jennie por lo caliente que se siente la boca de Lisa y Lisa por la rudeza de Jen. Le encanta que se volviera bruta al momento de estar haciéndolo.

Se vacía en la boca de la más joven. Esta saca la lengua, mostrándole el líquido viscoso y blanco. Le guiña un ojo antes de tragárselo todo, ante la vista llena de lujuria de la contraria.

—Tengo un regalo para ti.

La pelinegra vuelve a respirar normal cuando Jennie se aleja. Camina, con pasos siempre elegantes hasta el armario. De ahí, saca una caja negra, dentro es aterciopelada y de color rosa pastel.

—Acuéstate boca arriba.

Ordena con voz demandante.

Abre las blancas piernas de Lisa, encontrándose con su intimidad, apretada y totalmente lista para jugar. Jennie escupe ahí, pasa sus dedos al rededor, sintiendo los temblores bajo ella.

—Te meteré esto, amor, cuando esté dentro de ti, tendrás prohibido correrte hasta que yo diga. No es con vibraciones a control, así que necesitas ser buena, ¿vale?

Todo por mami | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora