° 𝙿𝚁𝙾𝙻𝙾𝙶𝙾 °

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-Tiempo atrás-

Era una noche lluviosa y una pequeña niña pelirroja, que no pasaba los siete años, estaba mirando por la ventana de la sala principal de su casa. Tenía en sus manos sus dos peluches favoritos, una conejita blanca y un unicornio rosa con unas pequeñas alas.

Un gusto que heredó de su madre fue la lluvia. Cada vez que el cielo daba indicios de que llovería, ella agarraba a sus peluches de su cama y se dirigía a la ventana. Esa noche no fue la excepción.

Estaba de pie y estaba feliz de ya tener la altura suficiente para alcanzar el marco de la ventana sin estar de puntillas. En cada brazo tenía abrazados a sus peluches y su mente de niña aún le permitía hablar con ellos y creer que ellos la escuchaban.

-Tengo una idea –habló dirigiéndose a sus peluches– ¡Juguemos a la carrera de las gotas! –exclamó sonriente mientras buscaba en el vidrio dos gotas que podrían hacer una carrera. Cuando las encontró volvió a hablar– Ya encontré dos gotas, ésta será de Lola –señaló una y miró a Lola, su coneja– Y ésta gota será de Lumi –señaló la otra mirando a su unicornio.

Y así, en la inocente mente de la pequeña empezó una carrera, la cual terminó ganando la gota de Lola –Muchas felicidades, Lola –sonrió la niña alzando a su conejita.

Cuando volvió a mirar por la ventana un relámpago iluminó el cielo, dejándola ver un auto estacionándose en la casa de enfrente. Esa casa la conocía a la perfección, era el hogar de los señores Parker, May y Ben, una pareja sin hijos pero eran personas muy amables. Para la pequeña, aquellas personas eran las más buenas y generosas del planeta, la niña solía ir a su casa a pasar el rato y en otras ocasiones la señora May le preparaba la merienda. Sus padres les tenían mucha confianza a sus vecinos ya que eran parientes muy cercanos del compañero de trabajo del padre de la niña y los conocían bien.

La pequeña vio que del auto se bajaban tres personas, un hombre, una mujer y un niño, de su misma edad ella pensó. Entraron a la casa rápidamente por la lluvia y por esa razón no pudo ver más de aquella familia, luego se dio cuenta de la hora, era casi medianoche. ¿Quiénes se habrán ido a la casa de los señores Parker? Se preguntó la niña. Aunque esa pregunta pronto sería respondida.

–¡Papá! –la pequeña llamó a su padre para que resolviera sus dudas.

–¿Qué ocurre Leah? –respondió su padre desde el marco de la puerta de la cocina.

–En la casa de los señores Parker vinieron unas personas y ya es casi medianoche –Leah apuntó a dicha casa. El padre de Leah se acercó para comprobar si era cierto y efectivamente lo era.

–No te preocupes por eso, de seguro son sus familiares –el hombre cargó a su hija en sus brazos.

–Vi a un niño que tiene mi edad –dijo la pequeña Leah y su padre dio una risa.

–¿Y tú cómo sabes cuántos años tiene ese niño? –cuestionó.
Leah se quedó callada pensando en una respuesta, la cual no encontró, su padre se dio cuenta de ello y soltó una carcajada.

–Por qué no te vas a dormir y mañana lo averiguas –sugirió el hombre bajando a su hija.

Leah se fue corriendo hacia su habitación, a la espera de su madre para darle las buenas noches.

En la sala principal, los padres de Leah se quedaron mirando por la ventana aguardando a que aquellas personas que entraron en la casa vecina salieran. No tuvieron que esperar mucho, dos minutos después la familia salió pero sin aquel niño que llamó la atención de la pequeña pelirroja, y antes de subir al auto el señor le dio una mirada cómplice al padre de Leah, quien entendió por completo lo que quiso decir.

《 • 𝙼𝚈 𝚂𝙰𝙵𝙴 𝙿𝙻𝙰𝙲𝙴 • 》• Peter Parker • The Amazing Spider-Man 1 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora