Belsnickel y Rubbels (Navidad 2021)

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23 de diciembre de 7XX d.G.C.

Zweibrücken, Rheinpfalz


Tenga usted una buena tarde, estimado vecino. Reciba los más cordiales saludos por parte del departamento de autodefensa municipal.

Puede que le resulte sorpresivo haber encontrado la presente misiva en su buzón de correo, en especial por lo extensa que parece ser y por la hora tardía. Tenga por seguro que no es nuestra intención importunar su rutina diaria, sino brindarle ciertas recomendaciones con respecto a la importante fecha que ha de celebrarse pronto. Le pedimos encarecidamente que preste especial atención al contenido del documento, será de vital importancia para que usted pueda mantenerse a salvo y para proteger a sus seres queridos.

A modo de introducción general, hemos de recordar que nuestra pacífica localidad se encuentra en la zona suroeste del Rheinpfalz, el Palatinado Renano. En términos teóricos, somos reconocidos como ciudadanos oficiales de la República Teocrática de Maverick, con todos los derechos y obligaciones que tal hecho conlleva. Sin embargo, es de conocimiento público que, por la ubicación geográfica de nuestro territorio, también se nos puede considerar súbditos tácitos del Reino Franco. Por tal motivo, desde hace muchos años que nos hemos visto obligados a depender de nosotros mismos ante cualquier emergencia, en lugar de esperar a que alguna de aquellas potencias se digne a prestarnos la atención debida.

Incluso si está usted enterado de los hechos recientes que han asolado nuestra región, consideramos justo y necesario presentar el contexto debido. Hace aproximadamente tres semanas, luego de la Krampusnacht del cinco de diciembre, las autoridades locales hallaron, bajo una pila de carbón chamuscado, el cuerpo sin vida del hijo menor de la respetable familia Malchance. El escenario donde fueron descubiertos los restos tiñó de gran misterio el de por sí trágico suceso, ya que se trataba de las orillas del río congelado que cruza la frontera franca. Tal zona está a una distancia considerable de la vivienda de la víctima y, según testimonios fiables de los vecinos, el infante no fue visto fuera su hogar durante la noche previa.

Se abrieron las investigaciones con máximo nivel de prioridad, al tratarse de un caso inconcebible entre nuestra apacible gente. Los Malchance también iniciaron su propia pesquisa con recursos privados, una acción plausible al haber perdido a uno de sus miembros más inocentes. Cabe resaltar que no hay quien dude de la inocencia del señor y la señora Malchance con respecto a la muerte de su amado hijo, al ser personas de muy alta alcurnia y valores intachables. Asimismo, recibieron el apoyo combinado de la ilustre Casa Schwindler y el insigne Clan Gentiment, un hecho de lo más peculiar al estar involucradas las tres estirpes en un conflicto de intereses inmobiliarios desde hace varias décadas.

Para infortunio de los involucrados, tanto las investigaciones de carácter oficial como las privadas no rindieron frutos ni sacaron a la luz pistas de importancia. Como si no fuera suficiente, las circunstancias se hicieron más complejas al presentarse nuevos casos con muchas similitudes al primero. Todas las víctimas eran niños de ambos sexos, con edades oscilantes entre los cinco y los doce años, cuyos restos eran encontrados bajo pilas de carbón. Dejando de lado que el infanticidio es siempre una práctica de lo más repudiable, cuyo castigo ha de ser las llamas más ardientes del último círculo infernal, los casos que han asolado nuestra localidad son sencillamente abominables en el máximo sentido de la expresión. No se entrará en detalles dado que los miembros del departamento de autodefensa municipal no pretendemos generar morbo innecesario, así que será suficiente con mencionar que los pequeños cuerpos de las víctimas presentaban señales de haber sufrido daño físico severo producto de golpes, mutilaciones y amputaciones múltiples. Para acrecentar incluso más lo hórrido de lo sucedido, los exámenes médicos permitieron hallar trozos de carbón en el tracto digestivo de los infantes, que posiblemente fueron obligados a ingerir estando todavía con vida.

Alegoría a la DemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora