Serian las primeras navidades para Armando sin su familia.
Después del desastre que ocasiono en la empresa y haber roto el compromiso con Marcela. Sus padres casi no lo trataban.
Esto le dolía a Armando en el alma, pero ese dolor no era nada, comparado con el dolor que sentía por la perdida de Betty.
Ella devolvió la empresa sin deudas y con unos beneficios como nunca habían tenido, pues la colección que hizo durante su presidencia fue un éxito sin precedentes a nivel de toda América. Incluso en Estados Unidos abrieron franquicias y inversionistas de allá se unieron a Ecomoda para abrir tiendas y expandirlas por todo Norte América.
Nicolás Mora era el actual presidente de Ecomoda. Betty lo propuso para el cargo antes de marcharse. En su última junta y todos excepto los hermanos Valencia, votaron a favor de él, pues no sé fiaban de Armando. Armando paso a ser un ejecutivo en la empresa.
Marcela se tomo unas largas vacaciones, después de la ruptura de su compromiso con Armando.
Calderón volvió a la empresa con unos inversionistas y fue readmitido en su antiguo puesto de trabajo. Armando seguía muy resentido con él.
Era tradición en casa de los Mendoza reunirse a cenar el día que se encendían las velitas, pero ese año no regresaron a Colombia a celebrarlo con sus hijos, tanto Armando como los hermanos Valencia. Este año Roberto y Margarita se quedaron en Inglaterra. Marcela estaba de viaje por Europa, María Beatriz estaba en Australia y Daniel no quería saber nada de la familia Mendoza.
Armando estaba bebiendo esa noche, como hacia todas las noches; sabiendo que nunca más volvería a ver a Betty.
Habían pasado meses desde que se fue de la empresa a Cartagena con Michell.
Armando había adelgazado bastante, una barba larga poblaba su cara, siempre llevaba gafas de sol y trajes de color negro. Todas las noches se dormía llorando por la ausencia del ser amado.
Le dolía el rechazo de Betty. No le creyó cuando le dijo que la amaba en el Almirante Padilla y poco después, ella se marchó de Ecomoda.
Armando desde entonces se adentro en una profunda depresión y ante estas fechas aún estaba peor.
Catalina lo convenció para viajar a Cartagena a pasar las navidades, pues lo veía muy mal.
Ella y unos amigos viajarían allá para pasar las navidades.
Armando accedió de mala gana, pero se marchó con ellos.
Estaban en casa de una amiga de Catalina pasando la Noche Buena. Los niños de la pareja correteaban por toda la casa, jugaban mientras los mayores terminaban de cenar. Armando se moría de la tristeza al pensar que él nunca tendría unos hijos como los de la pareja de anfitriones en la cual estaba. Después de cenar y platicar se arreglaron y fueron a la misa del gallo.
