Especial De Navidad 2

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-Eres todo lo que más amo en esta vida. - Susurró Fabián al bultito que dormía seguro entre sus brazos.

Manuel no pudo evitar sonreír mientras una lágrima descendía por su mejilla. Era cierto. Ése pedacito de cielo, de cabello rubilingo y hermosos ojos azules era lo que habían anhelado desde que se conocieron. Sus miradas apenas acaban de encontrarse y  parecía que se habían estado buscando desde el mismo día que nacieron. Cada uno completaba el corazón del otro, pero a pesar de eso, había un pequeño gran espacio que faltaba llenar en sus almas.

Los años pasaron, tornando cada vez más emocional a la pareja que habían llegado a pensar que jamás llegaría el bebé de sus sueños a su vida.

Cuan grande había sido la alegría de saberse equivocados.

-Ya se durmió? - Preguntó el papá, acercándose con sigilo hasta los amores de su vida.

-Mmmmm.... - Gimoteó Aaron, empezando a estirarse en los brazos de Fabi.

-Ups! -

-Amoooor, lo despertaste. - Sonó la voz con algo de enfado, mientras volvía a palmear la colita abultada por el pañal.

-Perdón, corazón. Pensé que ya se había dormido. - Se disculpó, comenzando a inclinarse para tomar al muchacho entre sus brazos. - Ven aquí, mi dulce bebé. Papi te tiene. Shhhh, shhhh!! - Susurró el hombre, acomodando entre sus brazos el cuerpo de su pequeño príncipe.

-Papá Noel ya llegó? - Soltó en un murmullo suavecito. Aunque sabía de sobra que Papá Noel "no existía", los mayores le habían hablado con tanta ilusión de él, que había llegado a dudarlo.

Una diminuta luz de esperanza empezó a crecer en su corazoncito cuando escribió la cartita al mítico personaje. Y cuando mamá le dejó preparar las galletas que pondrían en la mesita justo al lado del árbol, él simplemente no pudo más que contagiarse de toda aquella fantasía. Tanto así que no quiso dormir solamente para poder ver el momento en que el simpático hombre de traje rojo ingresara por la chimenea para dejar sus obsequios. No podía dejar pasar la oportunidad para agradecerle por haberle cumplido el deseo que había pedido cuando tenía 5 añitos.

-Shhhh, mi amor. Aún no vino. Cuando esté por llegar te vamos a despertar, está bien, cielito? Ahora descansa. - Respondió Fabi, levantándose para dejar un tierno beso en los cabellos de su bebé. - Mmmm, qué rico huele, mi niño lindo. - Dijo, provocando que el bebé sonriera feliz.

Realmente debía agradecerle al gordito por la familia verdadera que le había dado.....aunque se había tardado demasiado en dársela. Valía la pena el desvelo.

Pero el movimiento pausado y rítmico que papá provocaba con su cuerpo estaban haciendo que sus ojitos pesaran mucho nuevamente.

-Mmmñooo, papi. Yo quiero estar despierto. - Chilló, su boquita arrugándose en un puchero.

-Aww, amor. Pero tienes sueñito. Duerme un poco, bebé. Hoy has hecho muchas cosas y no querrás que Papá Noel te vea tan cansadito, verdad? - Intentó persuadir papá, observando con pesar el enorme puchero.

-Haz caso a papá, corazón. Te despertaremos en cuanto Papá Noel llegue, lo prometemos. - Afirmó el muchacho más joven y, sintiendo un pinchacito de culpa en su corazón por la mentirilla piadosa que estaba diciendo.

A pesar de las dudas que invadían al niño, no pudo resistirse y quedó dormido plácidamente en los brazos de papá. El hombre parecía no querer soltarlo nunca, pero debió hacerlo cuando Fabián le pidió ayuda para poner los regalos debajo del árbol por lo que, a regañadientes, dejó a su hijo sobre la cama.

El día había sido demasiado movido para toda la familia, por lo que Fabián y Manuel optaron por recostarse cada uno a un lado de su bebé y en breves minutos se durmieron profundamente.

Aaron despertó al sentir un ruido provenir de la sala. Sus ojitos se abrieron asustados, pero el miedo cedió cuando vio a sus papás dormir a su lado. Sus manitos se posaron con delicadeza sobre los rostros de sus padres y una sonrisa volvió a brillar en su rostro hasta que se vio sorprendido por la presencia de una persona que jamás había visto.

-Ohh, aquí estás, pequeño Aaron. - Escuchó que murmuraron desde la puerta, y al levantar su rostro, no pudo evitar abrir la boca en sorpresa. - Feliz navidad, ho, ho, ho!! - Canturreó un hombre alto, de cabellos blancos y barba igualmente blanca. Era un anciano a simple vista, sin embargo, no parecía moverse como uno. Era ágil y rápido. En pocos pasos estuvo al lado de la cama, estirando los brazos para levantar a Aaron.

El niño se dejó cargar, incluso acomodó su brazo izquierdo para sostenerse del cuello del anciano cuando éste lo sentó, apoyándolo en su cadera.

-Papá Noel. - Exclamó feliz el muchacho, intentando detener una manito suya, la que había quedado libre, para no tocar la espesa barba del mayor.

-Así es, jovencito. Estoy aquí porque tú me has traído con tu corazón. - Le explicó, tocando la puntita de la nariz del muchacho con su dedo cubierto por un guante blanco.

-Es que... quería agradecerte mucho mucho, muuuchiiisimo por los papis que me diste. Soy tan feliz con ellos... - Le dijo, mirando brevemente hacia la cama donde el par de tórtolos dormía muy a gusto.

-Gracias aceptadas y apreciadas, pequeñín. Te los merecías y por eso tus papás pudieron encontrarte.

-Podemos despertarlos? Ellos también quieren verte. Me hablaron mucho de ti y...

-Ohh, no, Aaron. No será posible. Pero no te preocupes, que no me olvidé de ellos y les traje lo que tanto pidieron.... A ti.

-Ellos me pidieron?

-Ohhh, sí. Te esperaron mucho tiempo y por eso, pudieron encontrarse.

-Gracias!! - Sonrió, mostrando la enorme alegría que embargaba su corazón.

Papá Noel le dio un sonoro beso en la mejilla y luego lo puso en la cama, en el espacio que quedaba entre sus padres.

-Ahora a dormir, pequeño. - Murmuró y de su mano voló un polvo brillante que pronto cubrió el rostro del angelito, provocando que cayera rotundamente dormidito.

..........

-Aaron. Despierta, cariño. - Llamó papá, soltando suaves palmaditas en la colita de su bebé.

-Ñoooo... - Exclamó, abrazando a Fabi, que aún permanecía a su lado.

-Vamos, Bebito dormilón. Acaso quieres perderte tus regalos? - Tentó Fabián, buscando despertarlo.

-Ya tengo mis regalos aquí. - Contestó el niño, abriendo sus ojitos para mirar a sus adorados papás.

-Es verdad, amor. Aaron tiene razón. Nosotros tenemos aquí a nuestro más valioso regalo. - Dijo Manuel, volviendo a acostarse al lado de su nene y de su marido.

-Ustedes son mi mejor regalo. Los amo más que a nada en el mundo. - Respondió Fabián, besando la mejillita de su hijo.

-Los amo, papis. - Confesó por primera vez el muchachito, ganándose un gran abrazo y muchos besos de sus padres.

-Feliz navidad, tesorito.

-Feliz navidad, mis amores.

-Feliz navidad, papitos.

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Feliz Navidad, Gente Bella... Los quiero muchísimo!!!

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2021 ⏰

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