¿Verte de nuevo?

7.7K 547 788
                                    

Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.

Estaba aburrida.

No, aburrida era quedarse corto.

No podía describir realmente con palabras lo que sentía esta noche. Su mayor anhelo era que pronto se acabara el día y se olvidara de esto.

Pero lamentablemente el destino estaba contra ella y las horas pasaban lentamente haciéndose eternas, se preguntó qué le había hecho a la vida.

Salió de la universidad esta tarde y al parecer no tuvo trabajo, por lo que regresó a casa para descansar pero tenía mucho tiempo de sobra.

Pensó en visitar a su abuela en el hospital pero ya fue ayer y anteayer, su abuela le diría que no se preocupara tanto por ella. Asi que se quedó.

Encendió la televisión pero no había nada interesante, así que decidió ver alguna película para entretenerse hasta que agarrara sueño.

Pero el tiempo pasaba como un caracol, por lo que decidió pedir una pizza barbacoa para hacer algo de tiempo. Bueno, su estómago se lo pidió.

Media hora (tres horas para ella) pasó desde entonces y la pizza no había llegado a su casa. Su paciencia tenía un límite y estaba a punto de explotar como un volcán en plena erupción.

Ding dong.

"¡Traigo una pizza!"

La voz del repartidor sonó desde el otro lado de la puerta y ella se levantó, no con el mejor ánimo del mundo por la exasperación, para así abrirle.

Abriendo vio que se trataba de un chico de su edad, alto rozando el 1,80, que vestía un uniforme rojo con una gorra del mismo color pero se podía entrever su cabello oscuro.

En cuanto a descripciones ella misma poseía un largo cabello marrón recogido en una coleta, ojos cafés, labios rosados y vestía un pijama.

-Buenas noches aquí traigo su pizza barb... -el repartidor no pudo terminar sus palabras cuando la chica arremetió contra él sin perder tiempo.

-¡Se supone que su eslogan dice "Tan rápido a domicilio como un rayo", ¿cómo que han tardado más de media hora?! -demandó la chica irritada.

-Es que este lugar está un poquito alejado y además el GPS tenía algunos fallos -se excusó el joven rascándose la nuca, pero eso lo empeoró.

-¿Cómo que lejos? ¡No es excusa! Seguro que querías quedarte con mi pizza, ¿verdad? -habló ella señalándole con un acusatorio dedo índice.

-¿Qué? No, para nada... además no me gusta la barbacoa, sabe raro -negó el chico haciendo una mueca que no pasó desapercibida por ella.

-¡¿Ahora criticas mis gustos?! -la joven estaba harta, la noche se le estaba haciendo larga y el pobre repartidor estaba pagando por ello.

-No, no... creo que estás malentendiendo todo. Lo que digo es que a mí no me gusta, y aparte sí que me costó llegar aquí -aclaró el muchacho.

-Hmpf, aun así tendré que escribir una queja a la pizzería por este retraso... -habló la chica sacando su móvil y el joven jadeó al verla.

-¡Noo! ¡No lo hagas por favor o me despiden! -rogó el chico con lágrimas cómicas mientras se aferraba a las piernas de ella, quien se ruborizó.

-¿Q-qué haces pervertido? -preguntó la chica al ver la acción del repartidor- Va-vale está bien no lo haré... pero suéltame, o cambiaré de opinión.

Corazón de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora