Capítulo I:
En la agencia West, era un día como cualquier otro, había trabajadores yendo y viniendo, misiones fallidas por aquí y por allá, logros de agentes en algún rincón de la mismo, en fin, un día normal. Sin embargo, Alexander Roberts—jefe del lugar— se encontraba citando a ciertos agentes a una junta para conversar sobre un tema preocupante. Una vez todos sus mejores agentes estuvieron en la sala, Alexander procedió a hablar:
—Buenos días, señores—captó su atención—. Tenemos una alarmante misión: Hay un infiltrado—soltó sin más.
—¿Algún sospechoso?
Alexander asintió—Piensen, ¿Quién fue la última persona que ingresó a la agencia antes de que estos movimientos fueran detectados?
Todos se miraron entre si antes de dar respuesta—¿Hamilton?
—Exactamente.
El pelinegro —que hasta entonces había callado—, decidió ponerse de pie y hablar:
—Esa es la cosa más absurda que he escuchado en toda mi mañana, Roberts.
—¿Perdona?
—Estás perdonado—sonrió falsamente—. El asunto es que, si Hamilton hubiera sido el infiltrado, sería un idiota...A lo que me refiero es, ¿Qué buen espía se arriesgaría a ser descubierto una vez ingresa a su zona de ataque?
Los demás consideraron las palabras del chico, y de verdad eran razonables.
—Seguro fue uno de los que ya llevan tiempo aquí, y así aprovechó el momento para culpar al pobre e indefenso Hamilton.
El mayor elevó una ceja sintiéndose inconforme con la intervención del chico.
—¿Alguna idea de quién sea el infiltrado, Wilde?
—Claro—dio una leve sonrisa—Su hija puede ser.
—Es imposible que hubiera sido mi hija. Además, me parece que tienes razones de sobra para acusarla—comentó con seriedad—No puedes dejar que tu odio hacia ella interfiera en el trabajo, Wilde.
No era un secreto para nadie, Jake Wilde y Melina Ackerman se odiaban mutuamente. Sin embargo, Jake tenía acusaciones totalmente verdaderas que podrían demostrar que Melina fuera la culpable.
—No es odio, es razón.
—Si usamos la razón... —comentó Alexander fingiendo pensar—Entonces tú podrías ser el infiltrado.
Los cuatro chicos restantes se mantuvieron en silencio, no querían intervenir en algo de tan poco valor y acabar como el pelinegro: Sin la confianza del jefe.
—Puedes pensar lo que quieras de mí—dio un paso hacia adelante—. Pero te digo que no vas a encontrar a alguien más centrado en su trabajo que yo en esta maldita agencia de buenos para nada—salió del lugar con enojo y decisión.
Llegó hasta la sala donde estaba su equipo y dio una sonrisa a los presentes.
—¿Cuál es el plan, Jake?
—Le vamos a demostrar a ese idiota que su niña querida no es el ángel que dice ser—sonrió con malicia.
—¿Cuál es su siguiente movimiento? —preguntó este mismo con curiosidad, debía tenerla rastreada.
Desde su conversa con Alexander, Jake estuvo trabajando arduamente con su equipo para descubrir las verdaderas intenciones de Melina en la agencia. No se rendirían, harían todo lo posible por dejar ver a todos a la chica oculta bajo esa mirada de ángel.
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Un pequeño vistazo
RandomHistorias cortas de distintos temas de la vida, tales como el dolor, amor y la empatia. Porque todos necesitamos algo en lo que refugiarse en momentos difíciles. NO ACEPTO COPIAS NI ADAPTACIONES.