Capítulo II:
El cielo se encontraba nublado, o al menos así parecía. El petricor era muy notable en el ambiente. Una chica en el lugar tenía la vista fija en aquellas letras talladas en la piedra de forma rectangular:
Mía Lewisen 1994-2011
Le parecía muy curiosa la forma en la que la vida podría ser arrebatada a un ser tan fuerte como el de aquella joven. Había notado que la vida, así como inefable, era efímera. Podría ser quitada a cualquier persona sin que ésta se opusiera. Era parte del trato: Naces, creces, te reproduces, y mueres.
Se tomó el tiempo para visualizar a las personas a su alrededor. En su mayoría estaban desconsolados o mirando con tristeza el lugar donde yacía el cuerpo de la chica. Sin embargo, su atención fue centrada en un chico pelinegro que estaba sentado en una banca con la mirada neutra. Sinceramente no sabía si él estaba en aquel fúnebre lugar por la misma razón que ella, pero se encargaría de averiguarlo.
—¿La conocías? —preguntó con la voz apagada mientras señalaba la lápida.
La vista del chico se fijó momentáneamente en ella antes de asentir. Esto le dio la oportunidad a la rubia de observar mejor, para así poder notar que él era la versión femenina de la chica. La única gran diferencia, es que los ojos azules de la difunta chica destellaban alegría y brillo, pero los del chico eran tan opacos como el color del cielo en aquel momento.
Recordó que en algún momento Mía le había mencionado algo sobre su hermano, pero era la primera vez que lo veía en persona.
—Eres Jaden— comentó a modo de afirmación, por lo que obtuvo un segundo asentimiento del chico —Lamento mucho tu situación, Mía era una gran chica —intentó mostrarse comprensiva.
Jaden la miró, sin decir palabra alguna. Ya estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios por la pérdida de su gemela, y de verdad no le importaban, eso no le devolvería a su hermana, sólo hacían que el desenlace de aquella historia fuera más triste.
—Gracias, ya puedes irte—su voz tuvo carencia de cualquier sentimiento.
La chica se sorprendió ante su rechazo repentino, pero no tuvo tiempo de actuar de alguna forma pues fue interrumpida por la llegada de una señora que se sentó al lado del chico mientras lo cubría con una cobija.
—Lo siento, Jaden es un chico de pocas palabras —miró con pesar a la chica mientras su nieto apoyaba la cabeza en su hombro—Esto le afectó mucho—dio una pausa momentánea—¿Cómo te llamas linda?
—Olivia.
—Olivia—repitió su receptora—Mía habló mucho sobre ti en casa, pero no tuvimos la oportunidad de conocernos en una mejor situación—La rubia sintió los ojos arder ante aquellas palabras. De verdad le haría falta su amiga.
A los segundos, la conversación fue interrumpida una vez más porque llamaban a la señora de la cual Olivia nunca supo su nombre. Como respuesta, Jaden también se levantó mientras retiraba la cobija de sus hombros, dejando a la vista su abrigo negro. Se marcharía de aquel horrible y tormentoso lugar.
—Espera—oyó la voz de Olivia a sus espaldas—¿A dónde vas?
—Lejos de aquí—contestó sin voltearse a verla. Al no escuchar más preguntas, supuso que la rubia se había marchado y continuó su camino, pero ella le seguía el paso a la distancia.
Una vez captó esto, pudo llegar a una conclusión: La chica era persistente. Había ignorado por completo sus dos intentos por alejarla. Metió las manos en sus bolsillos para intentar recuperar el calor corporal que había perdido a causa del clima, hacía mucho frío en aquel momento.
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Un pequeño vistazo
RandomHistorias cortas de distintos temas de la vida, tales como el dolor, amor y la empatia. Porque todos necesitamos algo en lo que refugiarse en momentos difíciles. NO ACEPTO COPIAS NI ADAPTACIONES.