Capítulo 2: El Alfa Sin Aroma

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—Bosque Del Occidente —

Ha pasado una semana desde que desperté en la Cueva de los Líderes, lo cual me confundía pues recordaba estar en una zona diferente, además mi cuerpo dolía, así como mi cabeza y ojos, sin embargo, no había marcas de lucha que demostrarán algún ataque, así que, decidí no pesar más en ello. Tenía que bajar al Reino, mi ropa comenzaba a gastarse por los constantes trabajos que llevaba a cabo, por lo que los Líderes me entregaron monedas de cuarzo suficientes para comprar lo que necesitara, además de hacer mi rutina de inspección, para ver si todo va según los planes de los tres.

La ventaja de ser el Guardián, es que no siento cansancio, puedo caminar pos días sin que los pies me duelan, además de tener fuerza 20 veces superior a la de los demás, mis sentidos muy desarrollados, los cuales se supone no tendría en mi apariencia actual. Esto me ayudaba a evitar a los ladrones o aquellos desertores del Oriente que invaden el bosque, a pesar de que los guardias del Rayo Rojo siguen cazándolos, ellos continúan volviendo, huyendo de sus Reyes Dragones, sé que son despiadados.

Al descender a 3km del Reino, escucho el galope de un caballo, así como una respiración agitada perteneciente a una dama. Su aroma me indica que es una Omega, pero hay algo familiar que me hace querer saber de quién se trata. Decido ocultarme detrás de los arbustos enormes, observando la silueta acercarse más y más, hasta que mis ojos contemplan a una hermosa mujer de piel blanca como la nieve, ojos verdes brillantes, labios rosas casi rojizos por el frío. Sonreí por inercia, algo en su expresión malhumorada me provocaba diversión, así como ternura.

—Tengo que encontrarla antes que ese engreído — Murmura con desagrado — Tiene que estar por aquí.

Su voz tenía un tono grave femenino, lo cual me pareció fascinante, ya que la mayoría de los Omegas tenían voces dulces, o fingían, incluso cuando estaba a solas, pero ella no, y evidentemente atrajo mi atención. Aguardé oculta, hasta que se acercó a un claro, y extendió la mano al frente esparciendo una especie de polvo y me di cuenta que era mágico por el hedor y color. De inmediato el pasto comenzó a brillar y una espada surgió. Por supuesto esto me sorprendió, aunque guardé silencio, observándola bajar del caballo y tomar el mango de la espada, esbozando una amplia sonrisa, contemplando su reflejo en el filo de su espada. Me puse de pie, y ella me vio desde su posición, ya que rápidamente volteó al verme reflejada en su espada, por lo que sonreí desde mi posición, alejándome de inmediato, no es adecuado que alguien como ella me vea aquí.

—¡Detente!

Escuché su melodiosa voz, pero seguí mi camino, optando por un atajo, de esta manera ella no me vería, y estaría a salvo. Al ir acercándome al reino, el murmullo que lo caracterizaba llegó a mis oídos, así que sonreí al detectar el aroma del pan recién hecho, y apresuré mis pasos hasta que me mezclé con los súbditos. Siguiendo mi plan, me detuve frente a los locales de ropa, acariciando las telas, algunas eran suaves, otras rasposas, siendo de más baja calidad. Los sastres ya me conocían, ellos creen que vivo en el bosque y sólo eso, así que no levanto sospechas, no demasiadas. Escucho los susurros asombrados de los demás, mirándolos abrir paso para dos caballos, los cuales eran montados por la mujer de la espada y un hombre que sonreía al mirarla, ambos portaban atuendos finos, y mi pregunta mental fue respondida por los sastres al hablar entre ellos.

—De nuevo están jugando la Princesa y su prometido — Dijo en viejo con un tono divertido.

—A veces se comportan como niños, sobre todo Lord Mon-El.

—Él sabe que tiene su puesto asegurado, así que no le importa mostrarse de esta manera, la Princesa es quien se preocupa más por su persona, después de todo es la próxima reina, tiene que demostrar la elegancia de los Luthor.

Bleiz - The Doom Of The OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora