Especial Navideño "I'm pretty sure this isn't how our story ends"

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Kobra soñaba con las noches frías en el desierto, recordando todas esas veces en que había pasado en el suelo del restaurante que usaban como refugio, deseando que pudieran mantener la fogata encendida o que lograran conseguir algo para hacer funcionar las estufas del lugar. A veces el frío era tan crudo que los cinco se dormían uno sobre el otro como si fueran zorros en una madriguera; esperando que el calor del resto bastara para que no se congelaran. Despertó al darse cuenta que el frío que sentía era real. Sentía el aliento cálido de Pete en su cuello y el calor que emanaba de su pecho; pero eso no evitó que se estremeciera en un escalofrío.

Sus párpados pesaban demasiado, aun así se forzó a abrirlos solo para encontrarse en penumbra. Tardó un momento en reconocer la extraña habitación en donde estaban. Kobra se sentó en la cama con una ligera y silenciosa mueca de adormecimiento y dolor en su rostro cuando escuchó un ligero golpeteo en la ventana, pero lo ignoró cuando vio la ropa de ambos en el piso junto a la cama. Entonces sonrió al recordar.

Un día antes Pete le había arrastrado a subirse a un avión, una máquina que volaba por los aires junto a las aves; jamás había visto uno, la última vez que supo de ellos fue con las bombas de "The Great Fires". Pero Kobra era demasiado joven  en ese entonces para recordar siquiera cómo se veían.

Volaron demasiado temprano, para evitar el público, así que Kobra vio salir el sol desde las alturas. Los colores del cielo le deslumbraron durante las cuatro horas del trayecto, pero fue tan hermoso que hizo que valiera la pena el pánico que tuvo cuando despegaron. Pete no soltó la mano de Kobra en todo el vuelo, el rubio podía sentir que él también estaba asustado cuando el avión se tambaleaba, pero no dijo nada porque era demasiado obvio que Pete intentaba lucir tranquilo para que él no tuviera miedo.

Kobra no estaba feliz con el hecho de abandonar la comodidad de la casa de Pete; habían pasado demasiado tiempo cambiando las múltiples decoraciones de Halloween por navideñas. Había sido divertido, no lo podía negar. El pino era más alto que Kobra, así que era mucho más alto que Pete y el rubio aprovechaba cada oportunidad para burlarse de sus fallidos intentos por tratar de alcanzar la cima sin la escalerilla. Pete se quejaba, hasta que vio como Kobra había encontrado la manera de colgar muérdagos en los marcos de cada puerta de la casa después de que le contara sobre la tradición de besarse bajo ellos. Kobra también estaba seguro que los chicos amarían poder festejar tantas cosas. Ghoul y Amethyst sin duda amarían los disfraces de Halloween y Party y Jet se volverían locos con las luces navideñas.

Ir a Chicago para que Pete pasara las fiestas navideñas con su familia no era una opción; sobretodo después de que, hace unas semanas, durante Día de Acción de Gracias, su madre le gritara por dos horas cuando le dijo que no iban a poder estar ah, así que no tuvieron más opción que viajar al otro lado del país. Kobra no dejaba de sorprenderse con su nueva vida y a Pete le encantaba su expresión de maravilla cada vez que veía algo nuevo o cuando tenía que explicarle cómo funcionaban las cosas.

Kobra se detuvo un par de minutos antes de entrar al hotel, el edificio era tan alto que apenas podía ver el final de este mezclarse entre las nubes. Por mucho que Kobra insistió, Pete le dijo que no podía subir la raygun al avión así que se sentía desprotegido, ni siquiera las múltiples luces de colores o el enorme pino navideño de la entrada le reconfortaban; pero Pete le sostenía la mano para evitar que perdiera la cabeza, aunque eso le costara que les miraran mal, y eso era en lo que Kobra se enfocaba cuando sentía que el miedo le invadía. Después de registrarse y de subir hasta uno de los últimos pisos en el elevador, Pete abrió la puerta con una tarjeta; Kobra pensó de nuevo en BLind pero sus pensamientos se esfumaron en un segundo cuando vio la enorme ventana frente a él.

Kobra apreciaba demasiado que Pete siempre le mostrara los lugares desde las alturas, como si de esa manera le enseñara la mejor perspectiva de su mundo. Podía ver los enormes edificios a todo lo largo del horizonte, con las ventanas resplandecientes por los rayos del sol que se filtraban entre las espesas nubes, las personas y los autos parecían pequeños escarabajos a la distancia, pero sobretodo, veía el lago reluciente frente a él; y a su lado, una rueda de la fortuna, justo como la de California. Quizá podrían hacerse un tiempo y visitarla.

"I'm pretty sure this isn't how our story ends..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora