Oscura obsesion...

Capitulo 11 ¿Soy libre?...

(advertencia: alto contenido adulto, +18 )

"...Lo mejor que puedo hacer es obedecer...¿Qué es lo que acabo de decir?...no...mi deseo es escapar...tengo que hacerlo....sea como sea..."

El invierno había llegado, los meses pasaban con rapidez y las cosas fluían de igual modo para Hinata y su secuestrador, la oji perla ya le era una rutina, una que constaba de que el peli rojo succionaba de sus pechos alrededor de tres a cuatro veces al día, incluso se escapaba de su trabajo para no perder aquella rutina con la inocente excusa de que tenia que cuidar de su novia que aun tenia los vendajes por su caída hace meses, sin embargo, era mentira, Hinata estaba curada, ya podía caminar con naturalidad, solo que el simple miedo de volver a caer y ver a Gaara perdiendo el control le aterraba mucho

Tal como él lo había pronosticado, el caso de ella lentamente quedo en el olvido, incluso hasta su fotografía desapareció de las redes sociales y de las calles volviéndose un triste numero mas, bajando el autoestima de la joven resignándose a ser olvidada y no tener mas remedio de quedarse con Gaara

-cariño ¿dormiste bien?- ella estaba sentada al lado de la ventana mirando el amanecer, la nieve caía, era lo único que le servía para notar el paso del tiempo, ni si quiera el reloj le servía ya, para Hinata el tiempo se detuvo de un momento a otro sin que ella hiciera nada, esta le miro con una sonrisa cálida como siempre, voluntariamente desabrochando los botones de su pijama para mostrarle sus pechos, mientras este le miraba con intensidad, Gaara como siempre, beso su mejilla-mi Hinata...-pronuncio para susurrarle en su oído –recuerda que nadie te quiere mas que yo en el mundo...-le miro a los ojos acariciando su mejilla-recuérdalo ¿si? , todos los que amaste se han olvidado de ti, soy lo único que tienes ahora, y jamás..., pase lo que pase me alejare de tu lado, ni tu tampoco...-termino de decir, mientras ella asentía bajamente para comenzar a tomar uno de sus senos empezando la succión, de sus senos, tomando uno de ellos introduciéndolos en su boca, para estirarlo levemente estimulándolo para que produzcan leche, hace dos meses que le hacia ingerir un medicamente para acelerar las hormonas que producían la leche, solamente esperaba mas los masajes y las succiones que pronto dieran resultado, al verlo allí en sus glándulas mamarias, simplemente cerró los ojos, su corazón latía con fuerza y su cuerpo comenzaba a calentarse mas y mas, deseaba mas, lo odiaba si, odiaba todo lo que le había hecho, pero también deseaba aquella atención en sus pechos, ese acercamiento le hacia sentir que al menos a alguien le importaba, que alguien la quería, nadie la juzgaría por eso, esperando con ansias que él la tocara, cerrando los ojos y pensar que se tratase de una fantasía sucia que alguna vez imagino con vergüenza y pudor

-mmm...-gimió, acariciando su cabeza incentivándolo a continuar, mientras que él seguía enfrascado entre ellos, tratando lo mas posible de estimularlos y así que le dieran aquel néctar deseado por él, pero también la bragueta de su pantalón le apretaba mas y mas, su deseo sexual se hizo presente en él, su cuerpo ardía como una llamarada que no quería ser apagada, al fin tenia a su sumisa Hinata en la palma de su mano, con sus pensamientos de soledad, angustia y perdición, la mescla perfecta y peligrosa para que ella se aferre a él y únicamente a él, se separo de la joven para ponerse de pie, la oji perla entendió de inmediato lo que iba a suceder

Ya hace tres meses atrás, desde una charla que él tuvo con su amigo Naruto, quien le dijo que "el sexo oral", era lo mejor de la vida, el peli rojo lo quiso experimentar, era una forma segura en que ella no quedara embarazada aun y no llegara a odiarlo por eso, pero él se sentiría muy satisfecho quitándose las "ganas" con eso, además le excitaba con demasía como de los labios de la oji perla quedaba restos de semen después de una eyaculación, Hinata se arrodillo de inmediato esperando que él se bajara los pantalones junto a su ropa interior revelando su miembro erecto y duro frente a su rostro, mientras de este se sentaba cómodamente a la orilla de la cama