Capítulo 5

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Bruno:

Cómo cada noche esperaba a que la familia desalojara la cocina para que mis amigos los ratones me ayudarán a traer un poco de comida, mientras esperaba pacientemente en la silla que tenía conmigo mirando como las ratas se cepillaban con uno de mis pocos cepillos de dientes. No era tan malo esconderme detrás de las paredes de la casita, creo que es momento de ver algo que me entretenga un poco; tome las plantillas que tenia para colocarselos a las ratas.

- será mejor que te vayas, nada de esto estaría pasando si tan solo...

¿Mamá? ¿Por qué hablaba de esa manera? Me acerque cuidosamente a la pequeña grita de la pared que tenía vista a la cocina. En esos momentos se encontraba mi madre, Julieta y _________.

Cada día que pasaba por aquí y lograba verla... mi corazón late cómo la primera vez que la conocí.

- deja ya de culparme por algo que Bruno predijo.- respondió _______ a mi madre.

Y está fue una de las razones por la que desaparecí, claro. Bruno, Bruno, Bruno... Bruno el malvado, Bruno el de las malas visiones.

- ¡te dije que no lo menciones más! No hagas que me arrepienta de que sigas aquí, tú don nos ha ayudado mucho.-

No, mamá... basta.

- entonces es eso.. mi don, ¿solo por eso me tratas bien? Nunca pedí su ayuda, Bruno fue quien vino a mi y ustedes me recibieron, crecí con la familia... creí también era parte de...

Noté cómo los ojos de ______ comenzaron a cristalizarse de lágrimas, se me estaba partiendo el corazón de verla en esa manera.

- ¡ya basta _____! No pongas palabras que en mi boca no han salido.

- no hace falta que las digas...

Ella limpio sus lágrimas y salió de la cocina, nada de esto estaría pasando si nunca la hubiera conocido... siempre ha sido una gran mujer... mi mejor amiga, mi compañera de aventuras, la chica que siempre ha estado para mí, la única que siempre pensó que mis visiones no eran malas.

- traigan esas piezas por favor. - le hable a las ratas y no tardaron en avanzar por el pequeño laberinto, bueno no era un laberinto cómo tal. Pero almenos sólo las ratas y yo podemos pasar sin problemas.

- la magia sigue fuerte, todo aquí está bien ¡somos los Madrigal!... ¡Mirabel!. -

Se comenzaba a sentir un poco de frío, creo que Pepa es la que esta provocando los truenos.

Mientras esperaba a las ratas en una esquina con poca iluminación; saqué de mi morral el anillo que le había dado hace algunos años, estaba tan enamorado de ella que todos nuestros preparativos estaban listos para casarnos lo más antes posible y cumplir nuestro sueño de ser más unidos y formar nuestra propia familia.

Me dolió tanto dejarla, creí que hacía lo correcto... fue la que más sufrió cuando desaparecí sin dejar rastro o alguna pista o alguna señal de que regresaría por eso le quite el anillo aquella noche que ella dormía, lo aguarde de nuevo en dónde lo tenía notando que las ratas habían vuelto con los trozos de mi visión.

Logré escuchar unos pasos más mientras tomaba las piezas metiendolas en mi morral, mire hacia donde habían llegado las ratas una de ellas se poso en mi hombro y ambos notamos la presencia de Mirabel... ella por ende de asustó y en uno de los truenos que Pepa provocaba aproveche para moverme rápido y empezar a correr.

- heeey.

Ella igual comenzó a correr siguiendome, cómo pude trate de perderla a pesar de cruzar por algunas barillas o tablas más arriba ella no dejo de estar detrás de mi.

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