— Ah... —
Mientras buscaba, Keith toca el culo de la chica y empieza a arrinconarla contra la pared.
Entonces eso era lo que planeaba hacer... me alegro de que haya venido, de verdad lo hago.
— ... —
Me levanto y lo miro, siento la ira recorrerme, recuerdo a mi madre y a ese hombre...
— ¡¿Qué estás mirando idiota?! —
Rosa me grita y realmente no hay nada que pueda hacer... todavía no. Sólo me queda seguir.
buscando e ignorar lo que está a punto de suceder.
¿Cuánto tiempo más tendré que fingir, eh?
— Detente, por favor. — Le dice Alana con voz temblorosa, mientras él, asumo, la toca por todas partes.
Ah... Llego a la realización al mismo tiempo que encuentro una de las tiendas para acampar.
La razón por la que quiso entrar en mi grupo era para violar a esa chica. Él sabe que soy un cobarde, así que no diría nada y Alana menos diría algo... pero lo que haga no importará, de
hecho, ninguno de ellos importará, moriremos aquí después de todo; en esta ventisca que cada vez se hace más fuerte.· Crack ·
Se oye arriba como se rompen cristales, asumo que fue una ventana.
— Iré a revisar. — Rosa corre escaleras arriba, tal vez piense que alguien vino, su plan se verá frustrado, pero se salvarán.
— ¿Qué miras? Sigue buscando tu valentía entre esa polvareda, ¿quién sabe? tal vez la encuentres ahí. —
Puedo ver a Alana con la ropa desaliñada, se ve muy deprimida. Debería acabar con su sufrimiento de una vez. Volteo mi mirada hacia la estantería y agarro la tienda con ambas manos, parece que está debajo de una caja, no soy especialmente fuerte pero ahí vamos.
Al intentar levantar la caja, no puedo con su peso y me voy para atrás, cayendo en... ¿una cueva? Me levanté y vi que todas las cajas que estaban apiladas en un rincón, cubrían la
entrada a una cueva.— ¿Estás bien? — Miro cómo Alana viene a socorrerme, aprovechando que Keith se distrajo.
Me alegro que la distracción involuntaria haya funcionado. Estúpidos contratiempos. Me recuerda a la primera vez que intenté esto. Ya se ha vuelto algo cotidiano, eh.
— ¿A dónde vas? — Keith la agarra de la muñeca.
— ¡Suéltame! — Alana empieza a moverse como una babosa en una piscina de sal, hasta que...
— ¡Argh! — Oh, ¿acaba de morderlo? Creo que está sangrando. Seguido, ella viene corriendo hacia mí... oh no, espera, siguió de largo, se metió en la cueva.
— Hey, ¿dónde vas? ¡Si sigues por ahí no te vamos a buscar, tal vez mueras!, ¿me escuchas? ¡Las ratas se comerán tu cadáver o lo que sea que haya ahí! —
Pero Alana sigue corriendo sin
mirar atrás... ahora mismo, la muerte parece un mejor sitio que quedarse con nosotros.— Al infierno con ella. — Dice Keith, que golpea uno de los estantes haciendo caer lo que había en él y sube las escaleras. No pienso en ir por ella, no solo; pero no hay que apresurarse.
Subo las escaleras, yendo con Keith y Rosa.— ¿Por qué fue el sonido del cristal roto? —
Cuando subo, veo a Keith hablando con Rosa.
— Una de las ventanas se rompió, de seguro fue por la ventisca. —— ¿Y por eso te quedaste arriba? ¡Si te hubieras quedado abajo, la maldita no se hubiera escapado! —
— ¿Qué? —
— Alana se escapó. —
— ¿Pero por dónde? —
— Había una entrada escondida a una cueva abajo, detrás de un pilar de cajas. —
Keith y Rosa me miran al mismo tiempo que digo eso.
— ¡Es tu jodida culpa también, si no te hubieras caído, ya estaría disfrutando del cuerpo de esa linda chica! —
Qué palabras tan repugnantes. Aunque Rosa no demuestra ni la más mínima sorpresa, ya debe estar acostumbrada a esta visión.
Que par tan repugnante. Miro el suelo para ocultar mi expresión... Espero que pronto se lleven su merecido.
— ¿Y sabes algo? Me las vas a pagar. —
Al mirar arriba, veo algo acercándose rápidamente a mi cara. Un dolor punzante me atraviesa la mejilla izquierda... debe de haberme golpeado. Caigo el suelo y boca abajo.
— Y me lo vas a pagar, dejando que me divierta contigo. Asegúrate de decirles a los maestros que te caíste y te golpeaste con la pared, tienen fama de ser boxeadores profesionales. —
Keith y Rosa se empiezan a reír, mientras Keith me da patadas en el estómago. Me pongo en posición fetal para poder aguantar, había olvidado este sentimiento...
Hasta ahora nunca lo había hecho por odio y me doy cuenta de lo mucho que me estaba perdiendo. Aún recuerdo la primera vez que lo hice, me terminaron atrapando, pero no me pusieron cargos... me salvé de ser acusado de intento de homicidio.
"Juego de niños" dijeron... y es un alivio que piensen eso, al menos para mí lo es.
Entre más patadas y patadas, no puedo pensar bien, me invaden las náuseas, estaba a punto de vomitar, cuando de repente...— ¡AYUDAAAAAAA! —
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Sembrar Males, Recoger Ventiscas
Mistério / SuspenseCuatro personas atrapadas en una cabaña por una tormenta de nieve. En ese lapso de tiempo se desmantelará el secreto de una de ellas.