"los cerezos no se olvidan" kny

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No se cuándo fue la última vez que ví la luz no lo recuerdo, ni siquiera  recuerdo el rostro o el nombre de mi "madre", solo observo oscuridad día a día.

Escucho pisadas, son ellos de nuevo, vienen por nosotros, miro a mi hermano preocupada, su estado físico es lamentable. No hay agua, no hay comida, y menos vendas para curarse.  La puerta se abre a tope, veo una sombra grande acercarse lentamente a nosotros.

Es hora, prepárense malditas escorias
-hablo esa sombra intimidante

Hikaru levántate ya es hora, despacio porfavor, no quiero que te lastimes más.

Onee-san tengo hambre, no quiero pelear más porfavor, ayúdame.
-Solo me quedé mirándolo y pensando, ¿está es la vida que nos tocó? Mi hermano va a morir por culpa de unos imbéciles, eso es todo lo que puedo hacer, falle como hermana mayor, ¿por qué la vida es tan difícil? ¿Veré a Mi hermano morir? Estaba a punto de seguir lamentándome cuando escuché la puerta abrirse completamente.

-Muevanse malditas escorias inservibles, ya saben el procedimiento,
Amarrense estás cuerdas a la cintura y a las manos, y cubranse con esta venda sus ojos.
-Solo pude mirar a mi hermano, y en ese momento se me ocurrió una idea, escapar, sobremire a mi hermano y el lugar donde nos encontramos, miré a mi derecha y habia un pedazo de vidrio, me moví lentamente hacia el pedazo de cristal y lo tomé disimuladamente,
Giré sobre mi eje y le dije en voz baja a mi hermano.

Hikaru cuando yo te diga corre, vas a correr lo más rápido que puedas, y no mires hacia atrás ¿okey?
-Le dije susurrando cerca suyo.

Me gire Para mirar a tan boluptuoso hombre, miré a mi hermano por última vez, y tomé un poco de impulso para saltar, con el cristal le corté un poco la cara al hombre, lo que provocó que  retrocediera haciendo que la puerta detrás suyo se abriera,  pegué un grito haciendo que mi hermano saliera corriendo, pude observar como todas las personas corrian para salvarse menos mi hermano.

¡Hikaru corre! -Grite lo más fuerte que pude y vi como mi hermano salia corriendo, estaba apunto de ir tras el hasta que alguien me tomo del pie, era ese hombre.

Adonde crees que vas maldita rata, pagarás bien caro por lo que hiciste.

Solo pude observar horrorizada a mi hermano.

¡Nee-san, nee-san..! -Solo pude observarlo y gritarle que huyera, pero  hizo todo lo contrario, ví en cámara lenta comose acercaba hacia mi, y al segundo después sentí como toda la sangre me salpico en la cara, mire a mi hermano con cara horrorizada, lo habían decapitado.

Despues de eso solo pude intentar golpear al hombre que me tenía agarrada, pero no logré nada con eso, al contrario, recibí un gran castigó.
De tantos golpes mi cuerpo estaba todo moreteado con la sangre recorriendo mis brazos, me había desmayado, cuando desperté apenas podía moverme, pero aún así levanté la vista solo para encontrar que estaba encerrada en un tipo de sótano o eso parecía, tenía frío y sentía mucho dolor, pero con todo el dolor que sentía no lograba aún comprender la situación en la que estaba, seguía en un gran estado de shock, hasta que entendí completamente la situacion.

Mi hermano, mi dulce y pequeño hermanito, la única familia que tenía, el que apesar de todo lo que sufrimos seguía sonriéndome, diciéndome todos los días cuánto me amaba, que lograriamos escapar y seríamos muy felices, la única razón por la que seguía viva era por el, era el  único que lograba sacarme una sonrisa, el alegraba mis días y mis noches, el  apenas tenía 6 añitos, era tan pequeño... Tenía tanto por vivir, tantos sueños, el quería ser  feliz junto a mi ¿Por qué? ¿Por qué fui yo la que sobrevivió? El tenía tanto por vivir, ¡¿Por qué mi hermanito murió?! Apenas me había dado cuenta de que jamás volvería a verlo nunca más recibiría sus sonrisas, sus buenos días, sus buenas noches, sus cálidos abrazos y todo su amor, comprendí que el había muerto.

se había ido para siempre, jamás volvería a verlo, dolía, me sentía destrozada, lloré, lloré como nunca, sentía que mis propias lágrimas me ahogaban, me sentía sin vida me sentía vacía, ya no había más razones para vivir, ya no estaba mi pequeño hermano conmigo, seguí llorando y suplicando toda la noche para que Dios me llevará junto a mi hermano, para verlo nuevamente, de tanto llorar y suplicar ya no tenía fuerzas y me desmaye.