Viaje a Oscuras

3. El comienzo

Esta "aventura" si se puede llamar así, solo era el principio y ya llevaba mucho tiempo andando o así lo sentía yo.

Desde que estoy en este lugar poco a poco estoy más cargada de cosas, espero no tener que recoger más o se me hará más complicado el viaje, de momento no tengo tantas cosas así que sería mejor así pero quién sabe lo que me deparará el camino.

Viendo hacía abajo, como mis pies avanzaban, es en cierta forma ridículo ya que todo era tan repetitivo como el sonido del agua al mover los pies.
Entre más había recorrido más era la sensación en la cual el agua subía y me costaba moverme. Cuando sentí que ya había andado demasiado apareció de repente un pequeño pueblo y de lo tan cansada que estaba no podía exigirme no entrar, por lo que entre, en cuanto puse un pie un poco más allá de lo que delimitaba entre el pueblo y la inmensa nada, empecé a notar mucha diferencia a como estaba antes, el ambiente era otro y parecía estar más habitado, aunque los tonos seguían siendo grises y negros,  no combinaban con el estilo del pueblo. Mientras estaba en busca de algún lugar donde descansar observaba lo que me rodeaba. Había muchas palmeras y pequeñas tiendas, las personas parecían ocupadas y nadie parecía notarme pero... ¿Por qué me siento observada? Nadie parecía prestarme atención, estaba confusa.

Había una casita de madera la cual me llamó la atención y entre allí había un par de muebles y dos sillas situadas en el centro de la habitación, parecía una casa solitaria y fría . Me acerqué a una de las sillas y me senté, dejando mi mochila en el suelo.

De repente, una mujer apareció en la habitación, pareció ser la dueña de la casa. Me saludó con una sonrisa y me preguntó si necesitaba algo. Le dije que solo necesitaba un lugar donde descansar un poco y ella me ofreció una habitación en la parte trasera de la casa. Agradecida, la seguí hasta allí y me dejó sola en la habitación. Me tumbé en la cama y cerré los ojos, agradecida por el descanso y la hospitalidad de la mujer.

Pensé en lo extraño del lugar en el que me encontré y en la sensación de estar siendo observada. Pero estaba demasiado cansada para preocuparme por eso en ese momento, así que me concentré en descansar y recuperar fuerzas para seguir mi viaje. El camino aún seguía siendo largo y no sabía lo que me depararía el futuro, Me sentí como un barco a la deriva en un océano desconocido, sin rumbo fijo y sin saber a dónde me llevaría la corriente.

Me levanté de mi descanso, determinada a continuar mi viaje. La soledad y la ansiedad todavía estaban presentes, pero había encontrado una nueva fuerza en mi interior para seguir adelante. Mis pies doloridos me recordaban el largo camino que había recorrido y solo era era el principio de todo.

 Ya fuera de la casa, Mientras caminaba, repasaba en mi mente todas las pruebas que había superado hasta ese momento, reforzando mis ganas de descubrir las incógnitas que me rodeaban en ese momento. Y volviendo en mi, me puse como nuevo objetivo encontrar respuestas a las preguntas que me atormentaban. ¿Quién me estaba observando en ese pequeño pueblo? ¿Por qué me sentí tan desconectada del lugar en el que me encontré? Estas preguntas me impulsaron a seguir adelante, a buscar respuestas a lo que me rodeaba.