02.

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Capítulo 2.

—Entonces ¿qué tal las clases?

Pregunta Harry, mientras ambos bajan las escaleras tranquilamente. Metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Están bien —responde Louis, alzándose de hombros y luego sonriendo convencido—. Aunque las vacaciones son aún mejor.

Harry ríe ligeramente.

— ¿Qué idiomas hablas?

—Bueno, ¿fluidamente?... Italiano, francés, español, latín y portugués.

—Vaya —dice Harry es un suspiro sorpresivo.

—Sí, no tuve una etapa de universitario muy sociable —dice, un tanto avergonzado—. Pero está bien, ahora puedo insultar a quien yo quiera en cualquier otro idioma y no lo notara, con suerte.

Louis sonríe divertido, contagiando a Harry.

— ¿De verdad has hecho eso?

—Algunas veces —ríe—. ¿Recuerdas la junta pasada cuando el señor Weber dijo que aumentaría la tarifa del mantenimiento de los calentadores sin ninguna buena justificación?

Harry asiente, recordando esa aburrida y caótica reunión a las ocho de la mañana. Recuerda que solo quería regresar a su cama y dormir, estaba ensoñando tanto que se imaginó a él y a Louis acurrucados sobre el colchón.

Demasiado vergonzoso.

—Lo convencí de que salaud significaba a tu salud en francés y era una expresión de buenos deseos.

El castaño sonríe con obvia gracia.

— ¿Y qué significa?

—Hijo de puta —responde riendo un poco—. Lo he usado un par de veces, incluso ahora me saluda así.

Harry ríe.

Louis abre la puerta del lobby dejando que Harry pase primero, Clifford ladra un poco, esperando a que su dueño se apresure para seguir caminando.

— ¿Cuál es nuestro carruaje, entonces?

Pregunta el castaño mirando una hilera de autos estacionados frente al complejo de apartamentos, lo noche está presente y la acera está bien alumbrada.

Carros pasan por la carretera y las luces navideñas de algunos puestos aun abiertos le dan un aspecto más hogareño y alegre a la calle. Algunos copos cayendo del cielo, creando una atmosfera más adecuada para la temporada de invierno que abraza la ciudad.

Puede escuchar el murmullo de villancicos, el tacto de neumáticos sobre el pavimento y los murmullos de las personas que pasan a su lado apresuradas.

—El auto rojo que está ahí —dice el rizado.

Señalando un pequeño auto de tinte cereza brillante. Está cubierto ligeramente con una capa blanquecina por la nieve que ha caído en el trascurso del día.

— ¿Estás bromeando, cierto?

Louis lo mira con incredulidad, pero Harry niega, sonriendo orgulloso al ver el rostro asombrado del castaño que observa el auto con detalle mientras se acercan.

— ¡Dios Harry! ¡Esto es increíble! —espeta emocionado—. ¿Cómo es que nunca lo había visto antes?

—Bueno creo que fue el último regalo de navidad que recibiré de mis abuelos —dice Harry, rascando la nuca de su cabeza avergonzado—. Tal vez también de cumpleaños.

Víspera de un amor inesperado ➵ Larry's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora