Viejo y solo.

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En una localidad lejana del oeste se lo encontraba, por el día dormía, y por la noche sobrevivía, siempre que caminaba cargaba una bolsa de basura al hombro, raras e incontrolables cosas se decían que guardaba ahí, muchos citaban el viejo mito urbano cuando lo veían pasar, diciendo que cuerpos de niños se encontraban dentro de la bolsa y otras tantas locuras. Cuando pasaba veía a los niños correr y a los adultos ignorarlo.
Guardaba sus pertenencias en un banco de la plaza central y luego de revisar todos los sestos se sentaba ahí a esperar. Nunca sabía que, excepto los sábados, hacía ya algunas fechas una joven que siempre pasaba por ahí, entre las 10 y las 11 cruzaba la plaza y al lado de sus cosas le dejaba una bolsa con lo mismo todas las semanas, un kilo de pan, un litro de agua, un vino y un porro. Las primeras veces no sabía quien era la persona que lo hacía, hasta que un día volviendo de caminar la encontró poniendo la bolsa debajo del banco, como un niño que atrapaba a los padres poniendo los regalos debajo del árbol.

- Señorita -la llamo con la voz rasposa.

Ella de un salto se dio la vuelta y se llevó la mano al pecho.

- Ay -dijo aliviada- Hola.
- Con que usted es papá Noel.

La chica río, parecia contenta.

- ¿Le molesta que le deje estas cosas?
-  No para nada, solo me gustaria poder devolverle el favor.
-  No hace falta, lo hago por gusto.

La forma en cómo le hablaba la joven le dieron ganas de llorar, le hablaba casi con ternura. ¡Ay, si no habían pasado años de la última vez que alguien le hablo asi!

Carraspeo  y le dijo:
- Bueno, si hay algo que pueda hacer por usted, no dude en decirme.

La chica se despidió y siguió su camino.

Ya eran casi las 10:30 cuando la vio llegar. Se saludaron respetuosamente como todos los sábados y cuando ella estaba por irse él le chisto.

- Espere un momentito, tengo algo para usted.

La chica sorprendida lo espero y vio como de la bolsa sacaba una caja. Cuando se acercó la abrió y de ella empezó a salir una vieja canción de cuna.

- Pero... ¿como consiguió usted esto?

- Lo encontré, no se da una idea de lo que la gente con plata tira, cuando lo vi pensé en usted. Quería darle algo como agradecimiento a lo que usted estuvo haciendo por mi.

- No hacía falta.

- Igualmente, gracias de corazón, usted con su gesto me dio esperanzas otra vez.

- Bueno, gracias -dijo sonriendo- espero que la esperanza siga viva.

Se despidieron con un asentamiento de cabez y se alejaron.  Esa fue la última vez que hablaron. De ella no se supo más.
Dos días después él fue encontrado muerto, a su lado yacía una bolsa de pan y un vino casi vacío, y sobre su pecho una pequeña caja musical que en su interior guardaba las instrucciones del veneno para ratas.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2021 ⏰

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El hombre de la bolsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora