Can you see me? I'm here too (Daon&Namgung)

SEIS: ¿Soy siquiera suficiente para ti?

Namgung colapsó por encima de Daon y se corrió por lo que sería la tercera vez en la noche. Ya había pasado varias semanas desde su primera vez en la casa de Daon, ahora estaban en el pequeño cuarto de Namgung aprovechando que sus padres salieron por el cumpleaños de su abuela.
Namgung había mentido diciendo que tenía mucha tarea por hacer y lo dejaron quedarse. Convenientemente.

Tras su primera vez ya los dos habían buscado cada momento posible para poder enrrollarse el uno al otro. Normalmente iban a casa de Daon después del colegio ya que sus padres no estaban muy seguido. Hoy había sido una excepción, pero eso no pudo atajarlos.
Namgung no esperaba que el cuerpo de Daon fuese tan adictivo, ser él quien le proporcionará tanto placer hacia que su sangre hirviese por dentro.
— Creo que es suficiente por hoy, ya no doy más Gungnie— decía Daon desde un costado de la cama luciendo cansado pero con una sonrisa en su rostro.
— ¿Tan poca resistencia tienes, Hyung? — Namgung sonrió de lado y comenzó a dejar pequeños besos por su brazo— Yo creo que aún podemos continuar...
— Quieto— Daon le agarró del rostro y lo giró a un costado— Mañana tenemos que organizar el evento estudiantil, si seguimos no podré ni levantarme, apiadate de mí.
— Solo porque me lo pides de esa manera
— ¿De que manera?
— Tan tiernamente
— ¿Tierno? — rió fuertemente Daon—Te equivocas Namgung
— Sí, eres tierno— recalcó dándole un beso rápido, Daon sonrió y el corazón de Namgung se apretó.
— Tu lo eres más— le dió otro beso rápido y sus miradas se quedaron observando por un tiempo hasta que Daon se apartó y fue al baño.
El corazón de Namgung se apretó aún más.
Oh no...
Este sentimiento de nuevo.
De un tiempo a esta parte Namgung no podía evitar pensar en el estatus de su relación con Daon, sabía que todo empezó tan precipitadamente y nunca se sentaron a tener una conversación abierta, lo cual hacia que las inseguridades de Namgung se acrecientaran aún más.
Namgung era consciente de la posición en la que se encontraba, él desde un inicio sabía lo difícil que fue para Daon su relación con Taekyung y cómo el pánico lo llevó a estar al borde. Namgung no quería eso para él de nuevo, por eso decidió no presionarlo con nada, quería darle todo de él a Daon y dejarle que él hiciese lo que quisiera.
Pero ya no estaba tan seguro.
Quería más.
Quería poder llamarle su novio, así como sus amigos lo hacían. Quería poder decirle que le gustaba y escucharlo a él de la misma manera.
De ser ese el caso, claro. Tal vez Daon solo estaba por el sexo y no compartía ningún vínculo afectivo con Namgung o tal vez solo no sabía cómo despacharlo sin que lo lastimara.
No sabía la respuesta a eso, pero lo que si sabía era que no estaba dispuesto a arruinar lo que tenía en este momento con Daon, temia que si compartiera con el sus inseguridades Daon se asustarla y terminaría dejándolo.
No, no estaba listo para correr ese riesgo. Tomaría las migajas de ahora y no sería avaricioso con pedir más a Daon.
Aunque estaba costando más de lo que quería admitir, cada vez que su relación apartaba lo sexual y era solo ellos pasando el rato de manera coriñosa y casi romántica su corazón se achicaba y pedía por su liberación.
—¿Namgung?— la voz de Daon le sacó de sus pensamientos. Estaba en el marco de la puerta del baño con una toalla envuelta en la cintura.
—¿Sí?
—¿Pedimos comida o salimos comer?— pregunto sonriente.
Oh Dios, esa sonrisa.
—¿Qué quieres hacer tú?
— Realmente no quiero salir — sonrió avergonzado— No puedo... besarte libremente.
—Sabes que no me importaría si lo hicieras en cualquier lugar ¿Verdad?— contestó Namgung levantándose para acercarse a él.
—Lo sé, pero a mí sí— dijo en tono de burla
Claro que a ti sí, Hyung. Quizá te avergüenses de alguien como yo.
Namgung no respondió. Daon lo miró fijamente y puede que quizá su capacidad de ocultarse detrás de una máscara no allá funcionado tan bien, ya no lo hacía con Daon desde hace mucho tiempo, podía sentir que veía a través de sus preocupaciones en estos momentos.
—¿Qué ocurre Gungnie?— tanteó Daon preocupado tocando su mejilla.
No iba a perder a Daon, no iba a arriesgar lo que tenía... Iba a tomar lo que le ofrecía.
—Nada, Hyung— sonrió a pesar de no sentir felicidad—¡Pidamos  jajjamyeon y pollo frito!
Daon parecía no convencerse del repentino cambio, pero solo asintió y lo dejó ir.