VII. FINAL.

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30 de Diciembre de 1908

Estaba sumamente nervioso, el reflejo del espejo lo hacía sentir menos agraciado, el smoking no era de su agrado, bueno, nada de esas prendas eran de su agrado, las manos le sudaban y no dejaba de morder su labio casi seco y sin vida. Estaba terminado de dar los últimos retoques con el delineado negro porque en unos minutos serían llevados al gran teatro de Francia.

Extrañaba a su hermano y a su madre, pero sabía que en cuanto los viera su mundo se derrubaria, ya no estaba la familia completa, tenía dos días de haber recordado su pasado y fue un golpe bastante fuerte, en un instante perdió lo que más amaba en este nefasto mundo.

Tocaron la puerta de madera y podía asegurar de quién se trataba, cuando la abrió ahí estaba su amor eterno, éste lo miró y supo lo que le decía.

"Todo estará bien, estaremos juntos pase lo que pase"

Wonjin sonrió y le dio un casto beso, el tacto en sus labios era sublime, no sabía que lo necesitaba hasta que Minhee le regresó el mismo gesto.

-Anda, se hace tarde, - Wonjin más confiando tomó el pomo de la puerta, la cerró a su espalda sin antes dar un ligero suspiro. Estaba a punto de enfrentar la terrible realidad.

Habían llegado justo a tiempo al lujoso lugar, lo ostentoso irradiaba con solo pisar el brillante piso, había cuadros de pintores bastante reconocidos. Las personas nobles caminaban con acompañantes tomados del brazo, todo parecía como antes, donde se daban esas preciosas fiestas. De alguna forma no se sentía partícipe en aquella ocasión, por el momento estaba más asustado que emocionado.

A sus espaldas sentía la mirada retadora de las personas y no sabía si era su atuendo o que estaba tomando el brazo de Minhee con mucha fuerza y eso hacía que despertara la terrible moral de su alrededor.

- Estaremos justo enfrente del palco real - Minhee comentó, mientras señalaba con la miraba el lugar a donde llegarían. - Eres hermoso, más hermoso que la flor de cerezo- le dio un tierno beso en mejilla - pronto estarás de regreso a donde perteneces-  asintió dudoso y dieron paso al lugar indicado.

El espectáculo dio inicio, pero si somos honestos, Wonjin en ningún momento prestó atención a la obra tan magnífica que se estaba presentando, sólo dirigía la mirada a su madre y al hermoso chico que estaba sentado a su lado, a estas alturas podía asegurar de que se trataba de Taeyoung, su cabello no había cambiado en nada, ese color café oscuro era muy característico.

[...]

Había tardado más de lo que le gustaría admitir, el recinto era un mar de gente, se había perdido en cuanto dio unas pasos afuera del palco, pero... esa voz, le dio escalofrío, alguien dijo su verdadero nombre.

- ¿Ham Wonjin?... Eres Ham Wonjin.

Era su hermano. Ham Taeyoung.

9 de Diciembre de 1909.

Me siento mucho más perdido de lo puedan imaginarse. Perdido entre tinieblas y hielo... Escucha... ¿Por qué te acostaste conmigo aquel día? ¿Por qué no me dejaste en paz? Andábamos por un puntal en el más absoluto silencio. En lo alto de la montaña habían esparcido algunas ramas, que crujian bajo nuestros pies. Wonjin y yo cruzamos el pinar despacio, con la mirada fija ante nosotros, como quien busca. - No pretendía herirte, no hagas caso a mis palabras. - Quizá aún no te comprenda - afirmé - no soy tan inteligente como antes y me cuesta entender las cosas. Pero con el poco tiempo que llegué a entenderte, puedo estar seguro de que nadie te comprenderá mejor que yo - contesté bastante seguro.

Nos detuvimos un momento y agudizando el oído en el silencio que nos envolvía, con la punta del zapato hice rodar algunas piñas que había en el suelo, contemplé el cielo a través de las ramas de los pinos. Wonjin permanecía absorto con las manos en los bolsillos sin contemplar nada en concreto.

Tiempo atrás cuando todavía era joven y mis recuerdos era mucho más nítidos que ahora, intenté varias veces escribir sobre Wonjin. Pero entonces fui incapaz de escribir una sola línea, era consciente que después de escribir la primera frase las siguientes fluirían esporádicamente. Todo era demasiado nítido pero yo jamás supe cómo moldearlo. Por supuesto él intuía que mi memoria la borraria algún día y por eso me pidió "¿Te recordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?" Ese pensamiento me llena de tristeza, porque el que perdió la memoria fue él.

Nuestro amor continuó siendo prohibido, como en aquella ocasión donde nos conocimos y supe que él era indicado.

Poco después de que Wonjin fue encontrado por su familia, su madre y hermano arreglaron su compromiso con la Condesa de un pueblo más alejado, él no se opuso porque creía que era lo más correcto en una circunstancia como esta.

Tomaron la decisión de compartir su pequeño y gran secreto, detrás de un precioso árbol de cerezo, era él mismo chico que conoció en el momento menos oportuno, y que ahora se encargaría de hacer feliz en cada escapada que pudieran tener. Posiblemente el destino los juntó, pero aún no era el momento de vivir su amor sin miedo a los perjuicios de la sociedad en la que lamentablemente vivían.

Estaban dispuestos a sentir ese libido que los corrompia, porque ellos se amaban de formas inimaginables. Porque él era su chico de cabellera castaña, y lo había conocido mientras tocaba una magnífica pieza de violín.

-¿No me olvidarás jamás? - Preguntó en susurros.

-Jamás te olvidaré. No podría hacerlo.

En la otra vida, si el destino nos permite, estaremos juntos por toda eternidad.

En la otra vida, si el destino nos permite, estaremos juntos por toda eternidad

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Czárdás Vittorio Monti Violin.

Lo terminé de adaptar antes de año nuevo, yeiii!!

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El destino real. »● MiniHam. ©√Donde viven las historias. Descúbrelo ahora