🌽Cap. 1

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Gritos de agonía, desesperación y rabia hacían eco a lo lejos...

Un pueblo siendo devorado por las feroces llamas de fuego alumbraban la oscura noche...

Canadá lo recordaba perfectamente...esas miradas de odio, el ladrido de los perros, las antorchas, machetes y escopetas detrás suyo mientras el corría a todo lo que sus piernas le permitían en aquel basto bosque.

Las palabras llenas de odio gritandole la clase de monstruo que era, diciéndole de la manera más horrible en la que iba a morir hasta que...fue atrapado, rodeado de aquellas sombras con perturbadoras sonrisas que lo retenian en el suelo hasta que..

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—¡Beep, beep, beep!







Decía el pequeño argentino sentado encima del canadiense, haciendo aquellos soniditos de alarma para despertar al mayor y al ver que el estaba mirándolo perdido y asustado pensó que lo había despertado de una pesadilla así que, sin pensarlo dos veces sonrió lanzandose a abrazarlo por el cuello con sumo, frotando suavemente su mejilla en la del mayor ya que, le encantaba saber que pasarian el día juntos.







—¡Señor Canadá! ¡Buenos días! ¡Vamos, vamos, hay que hacer el desayuno!








Dijo con alegría mientras bajaba con cuidado de la cama, empezando a correr por los pasillos y escalera de la casa con bastante energía ya que, era un nuevo día, y pronto se acercaría su horario favorito así que, al llegar a la cocina rápidamente agarró su baquito para subirse a este, poniéndose sobre las puntitas de sus pies para agarrar los platos, cubiertos y vasos.

Claro que, al ver al canadiense acercarse a pasos pesados a empezar a cocinar sólo pudo disponerse a poner la mesa, terminando a los pocos segundos, para así, sentarse en su silla con ayuda de unos libros que tenía arriba de ésta para estar a una altura adecuada a la mesa.

My lindo espantapájaros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora