Se levantó lentamente, sujetando aquella llave azul que con anterioridad había encontrado, la cual parecía abrir la puerta que se encontraba frente a él...
Pero, no pudo hacerlo.
No pudo abrir la puerta, ya que se desmayó en ese mismo instante.
De repente, despertó en una cómoda cama, tendida a la perfección y completamente limpia, impregnada con un olor familiar y nostálgico, aunque no supiera la razón del por qué.
Decidió pensar que todo lo que vivió anteriormente fue solo un sueño, por más real que se sintiera.
Se levantó, y rápidamente salió de aquella habitación, que parecía ser de la de una joven pareja.
Avanzó a paso cauto, mirando en todas direcciones, porque, aunque esto le resultaba completamente familiar, se sentía inseguro al recorrer aquellas sospechosamente tranquilas paredes de color crema.
De repente, escuchó unas voces, que parecían estar hablando entre si. Con cautela, se dirigió hacia el lugar de donde provenían aquellos murmullos, que fueron aumentando de intensidad, hasta percatarse que, en realidad, eran gritos. Parecía ser una pareja discutiendo.
-¡Eres una maldita loca!- Decía el hombre, que estaba de espaldas, dirigiéndose a la mujer que tenía enfrente.
-¡Cállate ,maldito estúpido! ¡Tú no sabes lo que he sacrificado para que podamos ser felices!- Reclamó la dama, con un tono de desesperación, mientras parecía querer derramar lágrimas.
-¡Sé perfectamente lo que has sacrificado! ¡Por eso mismo te quiero lejos de mí!- El hombre estaba dispuesto a irse, pero su esposa se lo impidió, sujetándola de la manga.
-¡Si te vas, la pagarás caro!- Jaló al hombre, para después mirarlo con unos ojos que emanaban odio puro.
-Es por esa estúpida niña... ¡Está igual de maldita que tú!- El hombre empujó a la mujer, para después dirigirse a su alcoba, pasando al lado del oculto espectador, que se mantuvo sin ser notado.
De ahí en más, no pudo continuar observando.
Lo último que pudo presenciar fue un grito desgarrador, proveniente del piso al que se dirigía el hombre que había divisado antes.
De nuevo, despertó en el piso de aquel hospital repleto de oscuridad, justo donde había quedado inconsciente.
Su corazón latía de una manera rápida, sus oídos zumbaban y sentía como el sudor helado recorría su rostro sin calma alguna, jadeante, encontrándose temblando con su mirada sin brillo ni vida alguna.
Aquella escena que había presenciado, se sentía tan real, pero a la vez se sentía tan lejana y vacía... Pero decidió solamente levantarse y continuar con su camino.
-"La llave"- pensó, para así levantarla del suelo, y proseguir a la apertura de aquella puerta, que llevaba colocado un cartel que plasmaba "Cuidados intensivos"
Lentamente, acercó aquella llave a su destino, logrando así que la puerta se abriera.
Cuando eso sucedió, una fuerte oleada de frío salió disparada de la habitación, causándole fuertes escalofríos al hombre, que sentía pequeñas cuchillas clavarse en su piel debido a la baja temperatura.
Temblaba debido al helado aire que se había apoderado de la habitación. Aún con su cuerpo helado, trató de abrir los ojos, consiguiéndolo.
Pero tal vez desearía no haberlo hecho.
En frente suyo, se encontraba un hombre, si es que se le pudiera llamar así. Parecía estar levitando mientras lo miraba fijamente, tenía la mandíbula completamente desgarrada, un líquido rojo goteaba de sus extremidades, que estaban igualmente ausentes y destrozadas, siendo sus brazos y piernas reemplazadas por cadenas.
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|° Dark Hospital °|
TerrorUn hombre se despierta de un coma, después de estar inconsciente varios días. No recuerda cómo llegó ahí, ni su nombre y mucho menos si alguna vez ha visto la luz del sol. Se encuentra en un hospital, completamente oscuro y con un ambiente increíbl...